#La casa del hambre
Explore tagged Tumblr posts
Text
Mirarle la cara KAHAJAJAJ está gritando AIUUUDAAA
#mi copa siempre está rebosando#🔥#lo siento pero vivir con miedo como muchos de vosotros … tiene que ser agotador 😂#psalm 23:4#oye que panorama en las fiestas 😂😂😂😂😂😂#los vídeos son de traca: gente pegándose por todos los lados#bUf cuanto subnormal#uno llora de la risa con los comentarios de telegram 😂#dice una noticia ‘detienen a p*********s americanos en españa’ y dice uno ‘ALAAA HAN DETENIDO AL HIJO DE BIDEN’ QKDJAKDJQKDJQJS 😂😂😂😂😂#ese retrasado es intocable desafortunadamente#pero chicAAA arréglate la cara (vives gratis en tus pisos y aplastas a los autónomos con esas cuotas de mierda macho… arréglate la cara)#tío esque de los políticos americanos te puedes mear de la risa pero de estos personajes en la política española MABDMSDK no mucho#igual que el Pablo no se que dientes de piano descordado KABSNANSAJ vaya panorama chaval#el verano pasado vi a un tipo que no se si esque estaba despierto o tuvo un momento de lucidez pero fue al ministerio de igualdad o del#feminismo ese de la enferma que todos conocemos y empezó a gritar a todo pulmón que dejasen de envenenar a los niños y que porque habían#quitado filosofía como asignatura…. simplemente brillante#luego os reís de los catalanes pero tenen més seny que alguns de vosaltres 😂#F A N#hacer boxeo y levantar pesas ayuda#mi otro blog estaba LLENO de memes sobre esta gente y de vomitonas#yo paso… ya os lo encontrareis 😂😳#empecé con las pesas hace un mes y ya he perdido 5 kilos …. tengo más energía (y más hambre) pero me siento súper fuerte#te queda el cuerpo bien definido#/// en fin que según telegram a esta rata no la voto casi nadie y fue la menos votada#normal! da PUTO asco#además …quien pierde el tiempo votando? en casa nos spamean cada 2x3 con votar a subnormales#luego tambn los papelitos de propaganda de las elecciones francesas cuando toca…. eh os relajáis ya eh#y nadie vota… votar en 2023? que es eso? yo creo que vote una vez y fue casi por obligación porque me tocó la mierda de presidencia de la#mesa electoral… el resto de años me quedo tomándome la siesta o cocinando 🥹#para propaganda en papel que NO interesa matan árboles omg 💔
84 notes
·
View notes
Text
⤷ ❝DEVILISH❞ — jjk (s.m)
⤷ Especial de Halloween 🎃 | Devilish Tráiler 🎃
➤ Pareja: jungkook!demonio x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 10.6k
➤ Género: smut y obscenidad!
➤ Resumen: Al demonio Jeon Jungkook le encantaba arruinar cosas demasiado inocentes, así que andaba vagando por la tierra en busca de la inocencia pura para corromperla, que casualidad que esa inocencia la haya encontrado en ti.
➤ Advertencias: 20+ | lenguaje maduro y explícito | Jungkook es un íncubo de demonio | deseo de corromper la inocencia | temas religiosos | mucha manipulación por parte de Jungkook | la lectora es demasiado tímida en cuanto a su placer | charla sucia | masturbación | palabras ofensivas | halagos y bromas durante el sexo | sexo oral (r. lectora/Jungkook) | juego y estimulación del clítoris | mucha sobreestimulación | lágrimas | nalgadas | jalar del cabello | sexo duro | sexo sin protección | mención de cantidades obscenas de semen | Jungkook es un demonio y tiene un gran pene!
➤ Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
➤ Devilish Tráiler
♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
ㅤㅤㅤㅤ───◌┈┈───𓆩𔓕𓆪───┈┈◌───
❛Ella era una santa, y aún así, había un poco de perversidad en sus ojos de ángel.❜
ㅤㅤㅤㅤ───◌┈┈───𓆩𔓕𓆪───┈┈◌───
Jungkook siempre había tenido cierta preferencia por los inocentes.
No era algo que él hubiera cultivado a propósito, no, simplemente comenzó a mostrarse un patrón extraño y repetitivo que Jungkook no podía definir del todo.
Todo lo que sabía era que la inocencia era especialmente divertida de romper, de manchar con su toque perverso, de ver cómo se desmoronaba en un caparazón vacío de lo que alguna vez fue.
Y la estuvo buscando por tanto tiempo, esa inexperiencia, esa confusión angelical, con un hambre atronadora, sólo para terminar hundiendo los dientes en su presa con un deleite inigualable una vez que la encontraba.
Paradójicamente, a Jungkook no le gustaban tanto las vírgenes. Extraño, lo sabía. Pero las vírgenes le daban demasiado trabajo, lo que al final no era tan fructífero como a él le gustaba; se dió cuenta de que la mayoría de los humanos no estaban muy interesados en perder su virginidad con un demonio y, bueno, no era porque alguien que fuera virgen significaba que también era inocente, eso lo sabía.
Y esa siempre fue su prioridad, al final de todo.
La verdadera inocencia era difícil de encontrar, y esa era la parte más frustrante de toda la ecuación. A lo largo de todos sus años vagando por la tierra en busca de almas para corromper, Jungkook pensó que podía haber encontrado esa marca especial de pureza solo un puñado de veces. Sin embargo, era tan inmaculado, tan embriagador, que era todo en lo que podía pensar.
Entonces, cuando finalmente te encontró, pensó que estaba a punto de volverse loco.
De vez en cuando, el universo cambiaba de tal manera que todo encajaba en su lugar. Cómo ser inmortal, Jungkook vió que eso sucedía una y otra vez: imperios que se elevaban y caían, almas gemelas que se encontraban por casualidad, y que la cura de una enfermedad horrible se descubría por accidente. Y fue esa misma energía incidental, probablemente catalizada por su voraz deseo, la que lo llevó directamente a tu casa.
Bueno, quizás no había sido tan poético. Pero decir que los adolescentes rebeldes que tenían una fiesta de pijamas en el piso de arriba lo habían invocado por error a tu complejo de apartamentos no tendría exactamente el mismo impacto.
Pero a pesar de eso Jungkook nunca fue alguien que mordiera la mano que lo alimentaba; como una criatura de las sombras, tenía que existir como un alimentador inferior, recibiendo lo que el universo había dado y convirtiéndolo en algo que pudiera usar con gusto.
Incluso si se había sentido frustrado por todo el fiasco de la ouija; encender y apagar las luces y levitar vasos de agua no eran precisamente sus pasatiempos favoritos que digamos, prácticamente tardó unos dos segundos en detectar el dulce y afrodisíaco aroma de un alma inmaculada que lo llamaba. Y estaba cerca. Muy cerca.
En pocas palabras, los adolescentes terminaron teniendo una conversación espiritual muy decepcionante con una entidad tramposa que Jungkook puso como remplazo antes de ser llevado directamente hasta su comida favorita. Y esa había sido una completa victoria en su libro.
El demonio quería tenerte desde el primer segundo en que te vio. Jungkook se hundió instantáneamente en tu alma como si se tratara de un horno calentando la totalidad de su cuerpo; un hermoso resplandor blanco, el color dorado que emanaba de tu piel y el adorable brillo de ingenuidad en tus ojos lo tentaban a alimentarse tanto de ti como si se tratara de una sirena llamando a un marinero solitario.
No tenía ninguna duda de que finalmente había encontrado lo que tanto había estado buscando todo este tiempo, alguien tan delicado y puro que adoraría ver derrumbarse por completo a él, y Jungkook realmente quería arruinar esa bonita alma tuya.
Y qué alma tan bonita tenías. Jungkook se quedó ahí contigo sólo para descubrir que sus primeras impresiones de ti, independientemente de lo fascinantes que ya habían sido desde el primer segundo, eran solo la punta del iceberg: el demonio te veía convertirte en todo un desastre abrumado y jadeante cada vez que uno de tus amigos comenzaba a hablar sobre sexo; le sorprendió bastante descubrir que luchabas mentalmente con tus impulsos de deseo y que te acostabas frustrada todas las noches porque pensabas que era algo demasiado sucio masturbarte porque simplemente te sentías avergonzada, e incluso abrumada, ante la simple idea de tu propio placer.
Ese solo pensamiento lo hizo salivar.
Jungkook sabía que no eras virgen, eran imposibles de pasar por alto, y por eso no podía entender el por qué de tu vacilación y vergüenza cuando se trataban de esos temas. No había notado ningún rastro de culpa religiosa o algo por el estilo, no creía que tus padres fueran especialmente sobreprotectores.
Era solo que eras tan... tímida.
Y eventualmente se dió cuenta de que eras un hallazgo exquisito, el más grande de todos, una cosita perfecta creada sólo para que él la destruyera; un humano tan tímido con moral pura y deseos reprimidos. Eras demasiado buena para ser verdad. Hecha a mano única y exclusivamente para él.
Y por eso Jungkook decidió esperar. Se contuvo durante mucho tiempo, observándote de cerca, aprendiendo todo lo que podía de ti y pensando en cómo procedería con sus diabólicos planes antes de, finalmente, decidir que era hora de presentarse ante ti. La parte más desagradable de todo este proceso, independientemente de la persona con la que estuviera tratando, dar una buena primera impresión siendo un demonio a menudo no iba tan bien como cualquiera esperaría.
Sí, gritaste, maldijiste y lloraste desde el primer momento en que estuvo frente a ti en su forma natural. Sí, te arrodillaste en una esquina y rezaste durante dos horas seguidas con el rosario de tu abuela en manos. Sí, incluso trajiste a un sacerdote para exorcizar todo el lugar, sólo logrando que el demonio sintiera un poco de náuseas durante unos tres días, pero Jungkook realmente pensó que todo el calvario fue lo suficientemente bien a lo que esperaba. Él había tenido peores experiencias en el pasado y sabía que después de un tiempo, eventualmente te adaptarías a su presencia. Y tal como esperaba, fuiste lo suficientemente pura como para intentar verle algún tipo de salvación. Fue casi lindo.
Parecía como si de alguna forma pensaras que Jungkook era una especie de prueba religiosa, tal vez un alma perdida en busca de orientación. Fuera lo que fuera, le abrió una puerta para que se instalara dentro de tu casa en una base de cautelosa confianza en la que podía pararse sin peligro alguno.
Para ser justos, él tuvo la culpa de eso ya que instigó un poco ese proceso. Jungkook a lo largo de todos los siglos que llevaba habitando en la tierra había aprendido que a veces una ofrenda de paz era suficiente para hacer que alguien creyera en él, y no dudó en aprovechar eso contigo. Él sabía que sólo necesitabas un pequeño empujón.
— Me iré si es lo que quieres, cariño.
Te había dicho durante una noche particularmente tormentosa, apoyado contra la encimera de la cocina con total indiferencia. Un vaso de vidrio se había esparcido por todas las baldosas de madera después de que él te sorprendiera con su materialización aleatoria, y estabas demasiado asustada para pasar por encima del vidrio roto y correr a encerrarte en tu habitación.
— Pero hablemos un rato. Soy un demonio, pero no soy malvado. No estoy aquí para robarte el alma o algo así.
Lo cual era completamente falso, sobretodo lo de la parte del alma, esa no era su especialidad, pero dudaba que siquiera te importara ya que a los humanos les encantaba escuchar bonitas mentiras para poder consolarse con ellas. Querías ver algo de bondad en él, eso era todo lo que necesitabas para poder encontrarle sentido a toda la situación y al por qué estaba ahí contigo, y una solicitud de tu consentimiento parecía ser suficiente.
Además, Jungkook no era un tonto cuando se trataba de sus ventajas demoníacas: sabía lo que era, sabía que su imagen cambiaba constantemente, reflejando a la pareja ideal de uno. No sabía qué rostro veías ni la voz que oías, pero sabía perfectamente que era tentador, demasiado, sabía que te enamorarías de él y de su imagen. Después de todo, él fue creado para eso, para ser moldeado según los deseos más íntimos de las personas, y vaya que le funcionaba bastante bien.
Así que no se sorprendió cuando aceptaste unirte a él en un diálogo inofensivo, una pequeña charla tonta no podría ser un problema, ¿verdad? No era como si fueras a vender tu alma por un saco de papas fritas por error o algo así, ¿verdad?
Y de hecho, la pequeña plática había estado bien. Bueno, más o menos.
Incluso si todavía desconfiabas de Jungkook y sus travesuras demoníacas, porque como si hubiera sido por arte de magia; te habías olvidado de ese pequeño detalle tan importante e inhumano, gradualmente le permitías entrar en tu vida cada vez más, abriendo la brecha en tu mente y dándole paso libre a que comenzara a hacer lo que quisiera contigo.
Llegó un punto en el que básicamente estaba conviviendo contigo, apareciendo en el momento más aleatorio del día para molestarte durante una reunión de trabajo o soltando burlones comentarios sobre los horribles chicos que veías todos los sábados por la noche. Jungkook se fue convirtiendo en una agradable conversación durante el desayuno y una sesión de chismes a altas horas de la noche después de haber pasado todo el día espiando a tus ruidosos vecinos. Fue divertido. Él era amable. Parecía que le importaba, como si estuviera tratando de hacer su presencia mucho mejor a como fue al principio.
Gran error; empezaste a confiar en él y a quererlo allí contigo. Y eso le permitió moverse hacia las partes más… interesantes de su plan.
Los sueños eróticos y las fantasías sexuales que Jungkook ponía en tu mente muy a menudo eran demasiado, te despertaban con una gran mancha de humedad en tus bragas y un dolor insoportable entre las piernas.
Gimoteaste mientras dormías y buscaste a tientas en la cama algo con lo que calmar tu calor hasta que finalmente te despertabas sin aliento, tirando de las sábanas mientras tratabas de ignorar esos impulsos carnales. Las imágenes eran tan vívidas, los toques aún perduraban en tu piel y el placer de los actos con los que habías soñado aún florecía dentro de tu abdomen y era increíblemente difícil dejarlo ir. La idea de hundir tu mano debajo de tu ropa interior y lidiar con esa frustración acumulada se volvió cada vez más tentadora cada noche.
Pero no. No podías permitirte hacerlo. No sabiendo que era Jungkook el único causante de todo esto.
Durante los primeros días te las arreglaste para ignorarlo y seguir adelante con tu rutina y tratar de eliminar todas esas sensaciones e imágenes en los rincones más oscuros de tu mente para no tener que pensar más en ellas. Sin embargo, se hizo cada vez más difícil dejarlos ir y, en contra de todas las fibras de tu moral, eventualmente todas las noches te encontrabas con ganas de querer quedarte dormida solo para poder experimentar ese placer abrumador de nuevo, aunque solo fuera en tus sueños.
Lo dejaste a un lado todo lo que pudiste, hasta que simplemente fue demasiado. El deseo te consumió por completo hasta que no quedaba nada para mantenerlo unido. Y finalmente cediste.
Fue algo magnífico, ver cómo esas primeras grietas en tu inocencia se iban formando. La vergüenza que impregnó tus rasgos cuando finalmente te diste cuenta de que estabas demasiado caliente para pensar correctamente, el aleteo de tus pestañas cuando dejaste que tus dedos jugaran con tu clítoris como si estuvieras descubriendo tu placer por primera vez.
Noche tras noche, Jungkook se escondía en las sombras de tu habitación y te veía llorar y gemir mientras te masturbabas de una forma tan hermosa que nunca antes había visto, con tu mano viajando hacia tu boca cada vez que te atrevías a hacer un sonido fuerte; era como si temieras que alguno de tus vecinos pudiera escucharte jugando contigo misma, como si no quisieras que la gente supiera que estabas haciendo algo tan sucio. Casi parecías culpable, Jungkook notó como tu entrecejo estaba fruncido y tus bonitos ojos estaban cubiertos por un fino velo de lágrimas, y le encantó, quería llevar esa imagen tuya en tu punto de placer por toda la eternidad.
Tu agonizante autocomplacencia hizo que cada jodido segundo que había esperado valiera la pena.
Pero en el momento en que bajabas de tu euforia, incluso a veces después de que te permitias tu segundo o tercer orgasmo consecutivo, todo se había ido, y él siempre se quedaba con un hambre aún más fuerte por tenerte.
Sin embargo, Jungkook fue paciente.
Quería verte romperte por completo antes de poder probar tu sabor; quería que le suplicaras que te tocara en lugar de que él te pidiera permiso. Así que siguió adelante con su pequeño juego: si todo salía como debía, serías tú quien suplicaría más al final, hundiéndote en tu propia perdición sin siquiera darte cuenta del lío que estabas creando.
Y por supuesto que todo sucedió como él quería.
Te tomó algunas semanas más reunir el valor para enfrentarte a él, pero llegaste a un punto en el que simplemente no pudiste reprimirlo más.
— Sé lo que estás haciendo.— Le dijiste con severidad, entrando en la sala de estar con los brazos cruzados sobre tu pecho y con la respiración acelerada.
Era una brillante mañana de verano y los pájaros cantaban afuera, la dorada luz del sol se detuvo repentinamente cuando encontraste la figura oscura y melancólica en tu apartamento. Entonces, solo estaban las sombras de su presencia y el nefasto brillo anaranjado en sus ojos. Siempre se veía así, como si estuviera viviendo en una dimensión propia, eligiendo ser afectado por (o afectar) el mundo material o no. Jungkook realmente era un ser de otro mundo, tan peligrosamente cerca de un ángel pero tan lejos de serlo.
El demonio sólo tarareó ante tus palabras, tirado en tu sofá como si se lo debiera. Llevaba una bata de satén roja esa mañana, abierta hasta por encima de su abdomen; dejando a la vista la piel caramelo de su pecho musculoso, y juraste que tu mente se quedó en blanco por un segundo.
— ¿Haciendo qué, cariño? — Jungkook respondió con los ojos enfocados en el libro que tenía en la mano acerca de una extraña teoría humana sobre la sexualidad que le pareció increíblemente divertida.— Tienes que ser más específica, hago muchas cosas en mi tiempo libre.
Suspiraste profundamente, claramente molesta y Jungkook pensó que olías particularmente delicioso ésta mañana, notó rastros de tu humedad aún adheridos a tu ropa interior, y tuvo que reprimir un gruñido de su garganta; actuar sin ser afectado a veces le era realmente difícil.
— Sabes de lo que estoy hablando.— Dijiste sin titubeos, Jungkook adoraba lo directa que te habías vuelto, evitando esas oraciones tartamudeantes que solías lanzar en su camino. Después de todo, estabas acostumbrada a él. Había hecho un gran trabajo derribando tus defensas.— Estás poniendo estos... pensamientos en mi cabeza. Y haciéndome soñar cosas…
Directo, pensó, pero todavía eras incapaz de hablar abiertamente sobre temas tan lascivos. Después de todo, todo lo que había logrado había sido un proceso gradual.
Jungkook enarcó una ceja, pero no apartó la mirada de la página del libro; ese hombre, Freud, era muy gracioso.— ¿Qué pensamientos, cariño?
Pusiste los ojos en blanco ante su actitud, pero el calor en tus mejillas delataba tu vergüenza. Jungkook sabía que no lo dirías, solo quería verte luchar con la simple idea de hacerlo.
— Ya sabes cuáles, Jungkook.— Otra respiración pesada te dejó y de repente estabas perdiendo la calma.— Lo estás haciendo a propósito.
— A lo mejor sí lo estoy haciendo.— Jungkook levantó la mirada del libro y te miró fijamente, tus hombros cayeron y todo el vigor abandonó tu cuerpo una vez que lo miraste a los ojos.
Era su apariencia, su aura, la chispa amenazante en su mirada crepuscular: todo te golpeó de una vez, en una solicitud silenciosa para que fueras un buen humano y revisaras tu postura a su alrededor.
— O tal vez es sólo tu asquerosa mente actuando, bebé. No puedes culparme por lo que tu cuerpo quiere.
Y, cuando su mirada volvió al libro, te diste cuenta de que la conversación, por muy breve que haya sido, ya había terminado.
Lo curioso de toda la situación en la que estabas envuelta fue que nunca le pediste a Jungkook que se detuviera. Y te diste cuenta de que era porque una parte retorcida dentro de ti en realidad lo estaba disfrutando; todas esas bromas, esos sueños vulgares, la frustración sexual que te inundaba cuando bajabas del orgasmo.
Cuanto más jugabas contigo misma, más llegabas a admitir que no era suficiente; siempre te sentías vacía, agitada, tratando de encontrar algo que no podías alcanzar sola.
Nunca era suficiente. Era como si estuvieras en un borde infernal y perpetuo que te empujaba hacia las paredes de lo impuro.
Y para empeorar las cosas, sabías a ciencia cierta que podías expulsar a Jungkook en cualquier momento y poner fin a toda esta tortura, lo habías investigado y el mismo Jungkook lo había confirmado. Los demonios no podían quedarse por mucho tiempo si el humano no consentía su presencia, pero había algo en ti que realmente lo quería allí.
Querías que su calidez te rodeara, querías que su voz melosa y profunda te dijera todo lo que querías escuchar. Era una presencia embriagadora, un suave zumbido en el fondo de tu mente, sentías el deseo de que te abrazara, de que te tocara, de que te hiciera suya aún si eso estaba moralmente mal.
Jungkook te había arruinado de tal manera que, incluso si le pedías que se fuera, sabías que la mancha que había dejado se quedaría por mucho más tiempo dentro de ti.
Era aterrador ver a un demonio como pareja sexual, pero, ¿cómo no verlo así? Jungkook era la criatura más atractiva que alguna vez pudiste llegar a imaginar, todo lo que hacía, cada pequeño movimiento o parpadeo de su mirada, era tan sexual que casi te hacía jadear ante su sola presencia.
Se burló de ti: te susurró al oído y te abrazó por la espalda; acarició tu rostro y recorrió con sus ojos oscuros todo tu cuerpo, y solo podías pensar en lo deslumbrante y encantador que era; querías sentir sus suaves y bonitos labios sobre los tuyos, querías sentir sus grandes manos sobre tu piel, apretando tu cuerpo contra él y jugando contigo, querías tenerlo dentro de ti; llenándote hasta el fondo, querías recostarte y dejar que él hiciera todo lo que quisiera contigo.
La idea de hacer todo eso con un demonio, independientemente de lo amable que fuera contigo, era absolutamente una locura, lo sabías, pero simplemente no estabas pensando con claridad a este punto.
Sólo podías pensar en él — Jungkook, Jungkook, Jungkook — y sabías que tus propios deseos no fueron plantados por él. El demonio simplemente había instigado algo que ya existía dentro de ti, una pequeña llama a la que él le arrojó gasolina, y ahora estabas mirando cómo incendiaba toda tu mente.
Lo querías. Y tenías que tenerlo.
Así que lo hiciste.
Esas noches vívidas y de pensamientos lujuriosos alcanzaron un nivel de incomodidad que; después de despertarte de otro sueño húmedo, llamaste a Jungkook como si fuera tu segunda naturaleza, rogándole que hiciera algo, cualquier cosa para liberarte de este deseo que te estaba inundando el cuerpo. Y para tu deleite, el demonio apareció con la misma rapidez, dejándote ver un hermoso y diabólico destello de lujuria brillando en el fondo de su mirada y a través de su sonrisita burlona.
— Cosita bonita…— Se había murmurado para sí mismo, de pie junto a tu cama. Estabas sentada en el borde, mirándolo como si fuera tu propia versión de la salvación, pero en ese momento, ya no te importaba lo que era ni la intención oculta que pudiera tener. Todo lo que sabías era que te volverías loca si él no te ayudaba a lidiar con el deseo que había instigado en ti.— ¿Te pusiste caliente y ahora necesitas mi ayuda con eso?
— Sí…— Dijiste con el pecho agitado. Las escenas de tu sueño indecente aún estaban vivas en tu mente, el fantasma de tu placer aún seguía nadando dentro de tu piel. Había una sensación húmeda y pegajosa entre tus piernas que odiabas y adorabas al mismo tiempo haciéndote pedazos junto al hormigueo de la anticipación llenando tu núcleo.— No sé lo que me estás haciendo, pero... ya no me importa. Ayúdame, Jungkook, por favor…
Él sonrió y su cabello negro cayó sobre sus ojos, haciéndolo lucir mucho más encantador, el calor de su palma se encontró con tu muslo desnudo haciéndote temblar, todo se intensificaba cuando Jungkook estaba contigo, cada toque era el cielo y el infierno al mismo tiempo.
— Qué humana tan sucia…— Murmuró por lo bajo comenzando a deslizar su mano hacia arriba por todo lo largo de tu pierna; mimando tu piel con calma y acercándose peligrosamente a tu entrepierna solo para comenzar a frotar su dedo índice por la mitad de tu entrada; ejerciendo una presión especial sobre tu clítoris vestido haciéndote ahogar un gemido, y como era de esperarse, sus dedos se sentían mucho mejor que los tuyos.— ¿Quieres que juegue con tu coño, cariño? ¿Quieres que te haga sentir bien?
No podías asentir con la cabeza lo suficientemente rápido, todas las inhibiciones que alguna vez llegaste a sentir antes de que Jungkook apareciera en tu vida se hicieron a un lado sin pudor alguno.
Te sentiste extraña haciéndolo; nunca habías estado tan desesperada sexualmente en tu vida, y no sabías dónde terminaba su influencia y dónde comenzaban tus propios impulsos. Quizás eras tan culpable como él, tan incapaz de luchar contra tus propias tentaciones.
— Necesito oírte decirlo.— Jungkook murmuró apartando el encaje de tus pantalones cortos de pijama lentamente, disfrutando con el sonido de tu laboriosa respiración. Podía oler tu excitación explotando a su alrededor e inundando toda la habitación; era ese olor dulce y tan adictivo que lo estaba haciendo perder la cabeza, y ya podía sentir su miembro endureciéndose dentro de sus pantalones de una forma tan dolorosa.— No puedo hacer nada a menos que me lo digas.
Tragaste saliva, ahogándote con sus propias palabras por un segundo. No podías creer que estuvieras a punto de pedirle eso, y la simple idea hacía que tus mejillas ardieran.
— Quiero... quiero que juegues con mi coño…— Las palabras salieron en un lío tembloroso de tu boca, cayendo una encima de la otra de una forma arrítmica. Si era por lujuria o vergüenza, no se podría decir.— Quiero que hagas que me corra, por favor. No puedo soportarlo más, no puedo hacerlo yo sola….
Pensaste que tal vez si él te ayudaba, tal vez todo se detendría, esas intensas oleadas de hambre, ese deseo insaciable dentro de tu pecho. Quizás eso era todo lo que necesitaba de ti. Y luego todo volvería a la normalidad.
Incluso si no estabas segura de que realmente querías que eso sucediera.
Jungkook era consciente del hecho de que nunca antes te habían practicado un buen sexo oral (cortesía de tu única y terrible pareja sexual en el pasado), así que uso eso a su favor, como todo lo que había hecho para que terminaras en esta situación, rogando por él.
Fue realmente una tortura ver la forma en la que Jungkook se estaba tomando todo el tiempo del mundo antes de darte lo que tanto querías, era como si estuviera disfrutando con tu desesperación e impaciencia, y cuando por fin lo viste hacerse espacio entre tus piernas y a su aliento caliente acariciar la piel tan sensible de tu entrepierna dejaste escapar un suspiro tembloroso mientras tus caderas se elevaban en busca de él haciéndolo reír. Hubo un momento de silencio que fue cortado por un agudo gemido que brotó de tus labios en cuando sentiste a Jungkook deslizar su lengua por tus húmedos pliegues, comenzando a lamer y chupar todo de ti.
Internamente agradecías el hecho de fuera Jungkook el primero que te estuviera dando este tipo de placer, porque joder que lo hacía tan bien, Jungkook se sentía tan bien, sus labios devorándote por completo se sentían tan bien, su lengua tan caliente y pecaminosa deslizándose y recogiendo todo de tu sabor para probarlo y degustarse con él se sentía tan bien, y los audibles y guturales gruñidos que dejaba escapar contra tu piel sensible se sentían mucho mejor, era como si todo en él gritara lujuria y placer, y cuando menos te diste cuenta, tus manos ya se encontraban enredándose en su cabello negro para aferrarlo más contra ti mientras tus caderas se elevaban contra su boca, rogándole más, mucho más, y esa acción pareció encantarle, ya que un gruñido dejó su boca antes de que su lengua volviera a jugar con tu clítoris, dándole toda la atención que se merecía; haciéndote gemir y temblar entre sus manos.
Tal vez había sido todo el deseo acumulado que había dentro de ti por tanto tiempo, o tal vez fueron los bonitos labios y la caliente lengua de Jungkook trabajando sobre ti, pero fue increíblemente vergonzoso lo rápido que llegaste a tu orgasmo, fue como si tu clímax te hubiera destruido por completo y el placer duplicado que inundó tu cuerpo fue tan grande que te hizo olvidar quién eras por un momento, con el cuerpo temblando y tus manos aún hundidas en su cabello como si estuvieras a punto de morir mientras te corrías sobre su lengua; como si estuvieras hecha para eso, tan bonita y avergonzada que Jungkook pensó que se iba a olvidar de su autocontrol.
— Que humana tan perfecta...— Te felicitó mientras bajabas de tu orgasmo tratando de regular tu errática respiración, su vista estaba clavada en tu entrepierna; demasiado perdido en la forma en la que tu humedad se escurría entre tus muslos antes de que dos de sus dedos se presionaran contra tu entrada al mismo tiempo que se relamía los labios, su cabello revuelto le daban el toque final de erotismo a toda su aura, sus ojos entrecerrados te miraban como si fueras la cosa más sexista que jamás hubiera visto antes de volver a murmurar.— Hecha para ser jodida por mi.
— ¡J-Jungkook! — Gritaste cuando sus dedos entraron en ti comenzado a estirar tu interior de a poco, el ardor hizo que pequeñas lágrimas se acumularan en las comisuras de tus ojos, y cuando menos te diste cuenta; su boca ya estaba de vuelta en tu clítoris sensible e hinchado antes de que pudieras protestar, haciendo que tu espalda se arqueara fuera de la cama.— Es demasiado…
Pero él no respondió, solo te miró fijamente con esos penetrantes ojos negros mientras su lengua se deslizaba por todo lo largo de tu coño chupando con la fuerza necesaria tu clítoris; desafiándote silenciosamente a que te corrieras una vez más para él. Después de todo, tú lo habías pedido, así que él se complació en dártelo.
Y cuando no trataste de alejarlo, supo que te había conquistado.
No pasó mucho tiempo hasta que Jungkook te estaba complaciendo en cada oportunidad que tenía. Estaba enterrándose entre tus muslos y prácticamente rasgando tus bragas mientras contestabas alguna llamada en tu teléfono; lamiéndote y tocándote hasta que te corrías para él.
Hizo que llegaras a tu orgasmo con solo montar su muslo, te hizo tocarte y bordear tu coño hasta que estabas pidiendo desesperadamente alivio. Prácticamente te había convertido en su pequeña zorra codiciosa más rápido de lo que pudieras entender, podía hacer que le abrieras las piernas con sólo un chasquido de sus dedos y le encantaba mirarte mientras le suplicabas que te tocara más fuerte, más profundo, tal como a él le gustaba.
Una y otra vez, te pedía permiso y, cada vez, tú le decías que sí, un acuerdo nervioso y avergonzado que hacía que su polla palpitara de deseo. Pero justo cuando te hacia correrte y estabas pidiendo más de él, queriendo sentirlo dentro de ti con su polla abriéndote como sabías que lo haría, él se iba, dejándote incluso más frustrada que antes.
A Jungkook le gustaba jugar con su comida, y esa era la razón por la que se estaba tomando su tiempo antes de follarte como es debido. Estaba bromeando, por supuesto. Y estaba funcionando, por supuesto.
Estabas tan cerca de tu punto de ruptura y pasabas tus días casi completamente consumido por el pensamiento de él: su abrumadora belleza, sus caricias, la forma en que se zambullía en tu coño con tanta hambre que parecía que lo disfrutaba incluso más que tú. Incluso cuando te ibas a dormir, estabas plagado de sueños sobre él, algunos tan vívidos que estabas segura de que eran reales; soñando con Jungkook gimiendo contra tu oído y casi pudiendo sentir como la punta de su pene se presionaba contra tus pliegues empapados, con sus dedos frotando tu clítoris sólo como él sabía hacerlo y a su boca chupando tus pezones endurecidos hasta que la necesidad de liberarte te despertaba.
Y sin embargo, incluso en tus sueños, nunca te folló. Era realmente cruel cuando quería serlo, y eso te estaba volviendo loca.
— Jungkook…— Llamaste su nombre una tarde, cuando ese pensamiento te estaba atormentando una vez más, y él apareció justo después, envuelto en un traje oscuro y con el cabello recogido en una pequeña coleta. Realmente era el pecado encarnado.— ¿Puedo preguntarte algo?
— Lo que sea, cariño.— Respondió acercándose a ti para darte un beso en los labios, e instantáneamente te derretiste.— ¿Qué ocurre?
Tragaste en seco, la chispa inicial de tu coraje se desvaneció. No podías mantener tu postura por mucho tiempo cuando estabas bajo su mirada de esa manera, sus seductores iris negros mirando lujuriosamente tus labios te desconcentraban de tu propósito.
— Yo mmh, quería saber por qué nunca... me acompañas hasta el final cuando te lo pido.
Y Jungkook sonrió diabólicamente ante tus palabras.
— Cariño, no creo que estés lista para que yo haga eso todavía.— Respondió y su pulgar rozó tu labio inferior, el familiar estremecimiento recorrió todo tu cuerpo ante ese simple y sutil toque.— Sin embargo, apuesto a que ésta bonita boca se sentiría increíble alrededor de mi polla. Si quieres hacer eso.
Cada vez, sin falta, tus mejillas se calentaban y tus ojos se ensanchaban ante el sonido de sus palabras obscenas. Jungkook las usaba con tanta facilidad, como si las hubiera creado él mismo, y no podías acostumbrarte a lo tentadoras que sonaban cuando salían de su hermosa boca. Pero sólo había un problema con lo que te ofreció.
— Yo... no sé cómo hacer eso.— Admitiste completamente avergonzada y tratando de evitar su lujuriosa mirada de ti.— Yo nunca... simplemente no hubo…
Y Jungkook sintió su respiración atascarse en su garganta, podría haberse corrido justo en ese mismo momento: abrumado por la inexperiencia dulce e inmaculada que nunca te había abandonado por completo. Fue tan entrañable, pensó, la forma en que le rogaste que te follara al mismo tiempo que admitías que no sabías cómo hacer un oral. Realmente fuiste impecable. Y él mejor que nadie sabía que nunca volvería a encontrarse con nadie como tú.
— Me dijiste que no eras virgen.— Jungkook dijo, por supuesto, él lo sabía con certeza, eso era algo que los de su clase nunca se perderían. Sólo quería escucharte decirlo.
— No lo soy.— Tus ojos se dispararon para encontrarse con los suyos. Jungkook todavía tenía deseo nadando dentro de su mirada, sus dientes mordisqueando su labio inferior como si estuviera considerando qué hacer contigo.— Tuve… sexo antes. Una vez. Simplemente no tuve la oportunidad de... ya sabes.
— ¿Chupar una polla? — Completó, disfrutando cada gramo de tu timidez. Incluso después de todo lo que había pasado, seguías siendo tan pura, tan incómoda para explorar tu propia sexualidad. Y Jungkook quería derribar esos muros.— No hay razón para preocuparse, querida. Te puedo enseñar si quieres.
— ¿Tú puedes?
Jungkook sonrió, colocando un mechón de tu cabello detrás tu oreja. Su simple toque te mareaba por completo y su voz ronca te envolvía como una cálida manta tu alma ansiosa.
— Haré lo que quieras que haga.— Ronroneó con su voz melosa y cubierta de deseo.— Todo lo que tienes que hacer es pedirlo, cariño.
La primera vez que viste su pene, jadeaste tan fuerte de la sorpresa que Jungkook se echó a reír.
Habría estado mintiendo si hubiera dicho que no le encantó tu reacción, disfrutó demasiado con el asombro en tu mirada mientras observabas su tamaño y todos los detalles sobre él: la punta de su pene enrojecida y goteando para ti, la vena que se erguía hermosamente contra su piel lo hacía ver incluso mucho más imponente de lo que ya era.
Jungkook tenía longitud y grosor, una combinación peligrosa que te dejaba en algún lugar entre la emoción y la preocupación cuando pensabas en llevarlo dentro de ti.
— Vamos, cariño, no seas tímida.— Jungkook te animó elevando una de sus manos y llevándola a la parte posterior de tu cabeza; sujetando los mechones de tu cabello y el tirón que te dio no fue fuerte de ninguna manera, pero sí lo suficiente para que tu boca se acercara a su miembro erguido en lo alto.— Dale una lamida, quiero sentir tu lengua alrededor.
Tragaste saliva ligeramente nerviosa, tus dedos se envolvieron alrededor de la base de su pene para darle apoyo, y te sorprendiste aún más con la forma en la que tu mano lucía absurdamente pequeña contra su gorda polla. Pero aún así, hiciste lo que te pidió; tu lengua salió suave y plana contra su punta, comenzando a trazar pequeños círculos de saliva en su glande.
— Buena chica…— Jungkook elogió con un profundo suspiro, relajando su posición sobre la cama.— ¿Puedes llevártelo a la boca, bebé?
—No lo sé…— Murmuraste contra la punta húmeda.— Es tan grande…
Jungkook se rió entre dientes ante tus palabras, su mano bajando por tu rostro para poder acariciar tu mejilla.— Empecemos despacio, ¿de acuerdo? Puedes parar cuando quieras.
Y tú asentiste con la cabeza sintiendo como el calor se extendía por tus mejillas. A Jungkook le gustaba demasiado la vista que tenía de tus bonitos labios tomando todo de su grosor; siguiendo tus movimientos incómodos mientras agarrabas su base con más fuerza y te inclinabas sobre él antes de que tu boca se envolviera en la punta para darle una ligera succión.
Jungkook suspiró de nuevo ante la sensación, pero estaba más entretenido viéndote luchar con su tamaño mientras tu mandíbula se movía para acomodar su grosor dentro de tu boca. Era un espectáculo tan pecaminoso y estaba empezando a perderse en tu expresión concentrada cuando decidiste hundirlo un poco más y chuparlo más fuerte.
— Muévete hacia arriba y hacia abajo para mí.— Te ordenó e hiciste lo que dijo, luchando contra el ardor en tu boca mientras lo llevabas más profundo gradualmente, sólo un poco más cada vez que bajabas la cabeza.— Usa tu mano también, bebé, hazme sentir bien…
Gimoteaste alrededor de su polla cuando tu mano comenzó a acariciar su base, cubriendo las partes de él que tu boca no podía alcanzar, moviendo tu cabeza hacia arriba hasta que sólo la punta estaba en tu boca antes de volver a tomar todo de él, con los bombeos de tu mano a la par de cada nueva succión. Jungkook te enseñó lo fuerte que tenías que chuparlo, lo rápido que le gustaba y lo mucho que amaba cuando gemías alrededor de su dura longitud. La pegajosa humedad entre tus piernas era cada vez más insoportable y solo aumentaba entre cada gutural gemido que brotaba de sus labios combinados con algunas maldiciones en nombre del placer que estaba sintiendo.
— ¿Puedo follarme tu boquita, bebé? — Preguntó y tú lo miraste desde abajo, la vista de Jungkook estaba enfocada en ti, mirando tus ojitos llorosos mientras asentías sumisamente a su alrededor y sonrió diabólicamente.— Buena niña.
Hace unos meses, ni siquiera hubieras aceptado la simple idea. Pero ahora, Jungkook te había convertido por completo en un desastre caliente y débil a sus encantos, en alguien que haría cualquier cosa que él te pidiera, y amabas cada segundo de esto.
Jungkook estaba orgulloso de su trabajo. Había sido uno de los mejores.
— Quiero que relajes tu garganta, bebé…— Te dijo mientras sus manos se movían hacia la parte de atrás de tu cabeza, dándole un tirón fuerte y experimental a tu cabello que te gustó más de lo que esperabas e hiciste todo lo posible por hacer lo que te pidió, colocando las palmas de tus manos contra sus fuertes y gruesos muslos para intentar prepararte. Nadie te había hecho esto antes y no sabías qué esperar.— Tu boca se ve tan bonita llena de mi polla. No puedo esperar para llenarla con mi semen.
Jungkook gruñó y tus piernas se debilitaron con sus palabras, un pequeño gemido vibró alrededor de su polla cuando elevó sus caderas hacia ti, llevándose más profundamente dentro de tu boca; tus ojos se cerraron ante la sensación de su punta rozando con dureza tu lengua. Jungkook no tardó ni dudó en establecer un ritmo; empujando hacia arriba dentro de tu boca mientras luchabas por mantenerte abierta para él, tu mandíbula dolía con la posición en la que estabas y no fue hasta que lo sentiste golpeando la parte posterior de tu garganta que te ahogaste con su tamaño y tus ojos se llenaron de lágrimas mientras lo escuchabas gemir sobre ti.
— Mierda…— Maldijo, cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás. Jungkook era una imagen de perdición en la que fácilmente podías perderte, la forma en que se mordió el labio mientras te follaba la boca haciendo que tu coño se mojara aún más de pura necesidad. Te encantaba la sensación de que él te estaba utilizando, como si fueras una simple herramienta para su propio placer.— Ah, sabía que lo podías tomar. Nunca me decepcionaste.
Tu frágil sollozo salió amortiguado alrededor de su miembro, las vibraciones de tu voz hicieron que Jungkook te follara la boca más rápido y más fuerte. Cada vez que golpeaba la parte posterior de tu garganta, te ahogabas y tus uñas se clavaban en sus muslos, pudiendo sentir como tu coño se apretaba alrededor de la nada, imaginando cómo se sentiría tenerlo dentro de ti. También sabías que él podía sentir lo caliente y necesitada que estabas, podía oler tu excitación a millas de distancia, y la idea te hacía gemir.
— Eres una humana tan sucia…— Jungkook habló viendo como una lágrima corría por tu mejilla; le encantaba lo desordenada que te veías, tan desesperada con su polla metida en tu boca.— Eras tan inocente cuando te conocí, y ahora…— Agregó en medio de un audible gruñido.— Ahora mírate; llorando alrededor de mi polla, como una buena puta.
Cerró los ojos de golpe y gimió, con su cuerpo completamente dominado por la lujuria y por la sensación de la calidez y humedad de tu boca cubriéndolo por completo. El dolor en tu mandíbula ya no te molestaba; de hecho, te gustaba que Jungkook superara tus límites, haciéndote olvidar de tu propia incomodidad para poder darle más placer.
— Me voy a correr…— Advirtió y su voz salió ronca y firme, enviando escalofríos por tu columna vertebral, sintiendo su pene palpitar dentro de tu boca; llenando tus papilas gustativas con el gusto salado del líquido preseminal.— Y serás una buena niña y te tragarás todo.
No necesitó pedirlo dos veces porque no pensaste que hubiera algo más que quisieras hacer. Jungkook te folló la boca por unos segundos más con sus embestidas volviéndose erráticas, antes de que la punta hinchada chocara contra la parte posterior de tu garganta y se corriera con una fuerte maldición brotando de sus bonitos labios acompañada de un tirón en tu cabello que hizo que tu cuero cabelludo picara.
Gimoteaste mientras hacías todo lo posible por tragar las espesas olas de semen con su mano manteniéndote firmemente en su lugar mientras lo hacías. Jungkook no pudo maravillarse más con la sensación de tu garganta apretándose a su alrededor mientras tu lengua se movía para poder limpiarle la polla.
— Eso es…— Siseó un poco moviendo su pelvis de forma lenta.— Trágatelo todo.
Jungkook llegó en una cantidad sorprendente y, sin embargo, te las arreglaste para tomar todo de él, y cuando estuvo satisfecho soltó tu cabello y jadeaste por aire mientras te movías hacia arriba separándote de a poco de su pene aún duro y un visible hilo de saliva colgó de tus labios; conectando tu boca con su punta.
— Tan jodidamente bonita…— Dijo con ternura acariciando tu cabello, y no pudiste descifrar su expresión, pero de todos modos te emborrachaste con sus elogios.— Hiciste un gran trabajo. Ahora ven aquí.
Hiciste lo que te pidió, arrastrándote más cerca de él hasta subir a la cama y recostarte a su lado, rápidamente Jungkook se colocó encima de ti y su mano viajó por tu cuerpo hasta encontrarse con tu cuello; atrayéndote en un beso tan caliente y sensual que te dejó buscando aire; en medio de ese beso sentiste como su rodilla se movía entre tus piernas separándolas y abriéndote para él.
Su otra mano se movió hacia abajo para envolver tu coño y el demonio tarareó de placer una vez que sus dedos se encontraron con tus pliegues empapados, y sin querer perder mucho tiempo; dos de sus dedos se sumergieron dentro de tu calor, comenzando a estirar tu interior de a poco, tu espalda se arqueó ante la sensación y un gemido necesitado salió de tus labios mientras él comenzaba a bombear dentro y fuera de ti, llenando el dormitorio con los sonidos de tu humedad mezclados con tus suaves gemidos.
Jungkook se rió entre dientes cuando se apartó, sus rosados labios estaban hinchados y se inclinó para volver a atacar los tuyos.— Mírate…— Murmuró estableciendo un ritmo deliciosamente lento dentro y fuera de tu coño.— ¿Te mojaste así con solo chuparme la polla, bebé?
Tu asentiste con la cabeza ante su pregunta.— Me gusta hacer que te sientas bien.
Y Jungkook no pudo evitar sonreír ante tus palabras tan dóciles.
— Que linda.— Se inclinó y te dió un húmedo y casto beso en los labios, el movimiento fue extrañamente suave en comparación con la forma en que se cernía sobre ti, con su presencia casi amenazante cuando se encontraba con tu mirada.— ¿Quieres tener mi polla de nuevo, bebé? Las niñas buenas merecen recompensas.
Casi no podías creer sus palabras, una mezcla de euforia y lujuria se apoderó de ti al escucharlo. Tenerlo dentro de ti era todo lo que deseabas, y no podías aceptar lo suficientemente rápido.
— Sí, por favor…— Te quejaste, casi ahogándote con tus propias palabras mientras él agregaba un tercer dedo; abriéndote y preparándote para él, tu abdomen se apretó ante la idea de su gran polla entrando y saliendo de ti, con la idea de su semen llenándote mientras seguía follándote a través de su orgasmo. Nunca habías necesitado tanto a alguien.— Por favor, úsame. Quiero tanto sentirte…
Y la expresión entretenida en su rostro no vaciló, depositó otro nuevo beso en tus labios y te quitó los dedos.— Siempre tan educada.— Murmuró por lo bajo empujando tu espalda contra el colchón y atrapando tus muñecas con su mano, entrelazándolas justo encima de tu cabeza.— Me encanta cuando me ruegas.
— Pero nunca me das lo que quiero…— Hablaste en medio de un puchero y con las mejillas ardiendo.
— Esta noche lo haré.— Jungkook se rió entre dientes ante tus palabras mientras su otra mano se movía hacia abajo para bombear su pene. Estaba tan duro como antes, pero por supuesto, no esperabas que su cuerpo inmortal funcionara igual que cualquier otro humano, y la vista te hizo agua la boca.— ¿Quieres que te folle, bebé? — Preguntó con su voz ronca y arqueó las cejas, viendo como tragabas saliva y asentías desesperadamente, sus manos eran tan grandes, pero incluso parecían pequeñas al envolver su miembro, su pulgar llegaba a acariciar la punta rosada; cubriéndose con su humedad y los restos de tu saliva por todo lo largo.— Quiero que lo digas.
— Lo necesito tanto…— Dijiste, encontrando su mirada divertida puesta sobre ti.— Necesito tu polla dentro de mí, por favor Jungkook…
Los ojos de Jungkook brillaron con hambre y deseo mientras se relamía los labios. Te estabas volviendo una personita tan sucia, pensó, y aún así, seguías siendo tímida como antes.
— ¿Lo necesitas? — Repitió tus palabras inclinándose más cerca de ti y buscando alinearse correctamente con tu goteante entrada, y cuando habló de nuevo; sus palabras fueron una nube de calor contra tus labios entreabiertos.— ¿Me necesitas follando tu pequeño coño como una buena puta?
Jadeaste ante sus palabras tan sucias; buscando a tientas algún tipo de agarre en tus muñecas.— Sí, por favor, Jungkook, yo…
Tu oración se atascó en tu garganta cuando lo sentiste presionando la punta caliente de su pene contra tu entrada; provocándote lo suficiente como para que tus ojos se cerraran y que tu cuerpo se tensara con expectativa.
Sin embargo, a Jungkook le gustaba bromear.
— Relájate, bebé…— Murmuró alejándose un poco hacia atrás para apoyar su pene contra tu coño, comenzando a rodar sus caderas; haciéndote jadear cuando rozó intencionalmente tu clítoris y todo tu cuerpo se concentró en lo pesado y grueso que se sentía presionando contra ti.— Estás tan tensa.
Gemías con cada lento y provocativo movimiento de sus caderas contra ti, los sucios sonidos de su polla arrastrándose entre tus húmedos pliegues llenaban tus oídos y te hacían suspirar de pura frustración.— Por favor, mételo…— Suplicaste patéticamente y con los ojos nublados por el deseo.— No puedo soportarlo más…
Jungkook se rió entre dientes.— ¿Estás segura, bebé?
Y tu asentiste con la cabeza, más que necesitada y ansiosa por tenerlo dentro de ti.— Sí, joder, eso es todo lo que quiero…
— Todo lo que mi linda humana quiera…— Jungkook habló antes de tomar su pene por la base y alinear su punta contra tu entrada una vez más. Los dedos de tus pies se curvaron cuando él comenzó a deslizarse, el ardor que sentiste de su miembro grande y grueso abriendo tu interior gradualmente envió oleadas de dolor y placer al mismo tiempo.
Cerraste los ojos y tu cabeza cayó hacia atrás contra la almohada ante la deliciosa sensación.— Oh, joder, Jungkook…
— Shhh... eso es, despacio, bebé.— Jungkook susurró deslizándose lánguidamente dentro de ti, tomándose su dulce tiempo, disfrutando de la sensación de tu coño apretándose de forma imponente a su alrededor mientras entraba en tu interior y amando como se apretaba más a medida que avanzaba.— Sé que puedes tomarlo.
Intentaste apartar las manos de su agarre de nuevo, pero era en vano, Jungkook te sostenía con demasiada fuerza y prácticamente estabas a su merced.— Es mucho, Jungkook…— Te quejaste debajo de él sintiendo que todo tu cuerpo estaba en llamas. Nunca antes te habías sentido algo así, nunca pensaste que estarías tan llena.— Es demasiado grande…
— ¿Lo es, bebé? — Preguntó mientras se inclinaba sobre ti para darte un pequeño beso en los labios, suave, tranquilo. Todas las cosas que no era.— ¿Quieres que pare?
— No, por favor, no te detengas…— No dudaste, nunca lo hiciste con él.
Jungkook sonrió diabólicamente ante tu rápida respuesta. Realmente te había entrenado bien, te había convertido en su pequeña y obediente muñequita. Joder, el escucharte así hizo que su polla palpitara, dándose cuenta de que acababa de enseñarte cómo darle una buena mamada porque eras tan inocente que ni siquiera sabías cómo hacerlo y ahora te retorcías debajo de él, tratando de darle sentido a la sensación de su gran polla llenándote. Era demasiado perfecto.
— Mi linda bebé necesita tanto mi polla, ¿no es así? — Murmuró con su voz ronca empujando dentro de ti con tanta fuerza que te quedaste sin aliento, deteniéndose justo después para poder escuchar tus gemidos quejumbrosos saliendo de tus bonitos labios.— Mírate. Fuiste hecha para ser follada por mí.
— Es tan grande…— Balbuceaste sin sentido antes soltar un patético gemido cuando Jungkook comenzó a dar profundas embestidas dentro y fuera de ti, lentamente al principio; comenzando a establecer un ritmo conforme avanzaba. No pensaste que alguna vez serías capaz de experimentar este sentimiento con nadie más.— Se siente tan bien…
— Te encanta, ¿no es así? — Habló y se inclinó sobre ti; presionando su frente contra la tuya, su mano todavía sostenía con fuerza tus muñecas comenzando a perderse en el delicioso placer que sus cuerpos creaban, tus senos rebotaban cada vez que empujaba su polla dentro de ti con fuerza, haciendo que la vista de todo fuera aún más placentero.— Mi linda mortal fue hecha para tomar mi polla.
— S-Sí, por favor, no pares…— Gemiste de pura felicidad mientras las lágrimas corrían por tu rostro con la fuerza de sus embestidas. Ni siquiera podías pensar con claridad, tu mente era un desastre, demasiado intoxicada con la sensación de su miembro golpeando tu coño. Todas esas noches frustrantes, todos esos sueños eróticos que tuviste con Jungkook, nada podría compararse, y realmente pensaste que estabas arruinada para siempre.— Es tan bueno…
A Jungkook le encantaba verte llorar mientras estabas tan llena de su polla, esas lágrimas etéreas corriendo por tu rostro mientras sus embestidas se volvían más fuertes y duras dentro de ti. También le encantaba cómo se volvían tus gemidos cuando llegabas a ese punto: tan agudos y rotos, con tu cerebro incapaz de formar una sola oración comprensible.
— Qué linda humana.— Elogió elevando su mano para acunar tu rostro y limpiar una lágrima de tu mejilla.— Eres tan bonita cuando lloras…
— Es... es tan grande.— Gimoteaste dócilmente una vez más, parecía como si eso fuera todo lo que pudieras decir, ese único pensamiento repitiéndose como un disco rayado dentro de tu aturdida mente.
Tus ojos estaban tan borrosos que casi te perdiste la sonrisita diabólica que apareció en sus labios.
— ¿No puedes soportarlo, bebé? — Jungkook bromeó moviendo sus caderas de una manera que hizo que tu coño se apretara a su alrededor haciéndote gemir su nombre y arquear tu espalda hacia él; ofreciéndole en bandeja de oro tus senos para que él los atacara con su caliente lengua, lamiendo tus pezones antes de regalarles una mordidita por igual, y otra lágrima se deslizó por tu rostro con un deleite sin fin.— ¿Me molestas durante semanas, suplicando que te llene con mi polla, y luego empiezas a llorar porque no puedes soportarlo? Deberías ser más consciente de lo que pides.
— N-No, no es eso…— Tragaste saliva sintiendo como las palabras se atascaban en tu garganta ante sus duras embestidas.— Y-yo p-puedo tomarlo, lo juro…
Jungkook tarareó y se echó hacia atrás para poder mirar el lío que estaba haciendo entre tus piernas. Gimió en aprobación cuando vió su gruesa polla hundirse con fuerza entre tus empapados pliegues, casi hasta el borde.— Lo estás tomando muy bien princesa… – Él te miró con sus ojos de obsidiana brillando con malicia.— Qué buena puta eres. Harás todo lo que te pido, ¿no?
Asentiste desesperada con la cabeza sin entender realmente lo que dijo. Sentías como si el mundo se cerrara a tu alrededor, asfixiándote. Jungkook era demasiado grande, demasiado grueso, la forma en que te estiraba no era más que deliciosa y placentera.
— ¿Todo? — Preguntó inclinándose más cerca y soltando tus muñecas, con su boca a centímetros de tu oreja. Su aliento era caliente y pesado, cubierto de hambre.— Si quisiera seguir follándote una y otra vez, hasta que esté satisfecho, ¿me dejarías?
— Sí...— Gemiste en aprobación, eso era todo lo que querías.
Jungkook curvó sus manos debajo de tus rodillas y tiró de tus piernas hacia arriba, más cerca de tu pecho. El nuevo ángulo fue un descubrimiento tan delicioso, un gemido particularmente fuerte explotó en tu garganta mientras seguía follándote con fuerza.
— ¿Incluso si te corres tanto que ni siquiera puedas hacerlo más? — Preguntó una vez más; sus embestidas se volvieron más duras, golpeando increíblemente profundo dentro de ti de una manera que te hacía gemir su nombre una y otra vez.— ¿Me dejarías usar tu coño y llenarte con mi semen hasta que estés goteando? ¿Hum? ¿Hasta que no puedas soportarlo más y aún así no me detendré?
— Joder, sí... — Tus ojos se cerraron revoloteando en puro placer, y con tus muslos temblando con cada nueva colisión de sus caderas contra las tuyas. Dejarías que Jungkook hiciera lo que quisiera contigo, estabas más allá del punto de cuestionar cualquier cosa.— Por favor, Jungkook, yo solo… oh, joder…
— Estás tan jodidamente apretada…— Jungkook maldijo en medio de un gruñido, sus manos enterrándose en la piel de tus caderas.— Qué buen coño, tan húmedo y apretado para mi polla.
— Jungkook estoy tan cerca…— Gemiste desesperada sintiendo como todo el placer que te estaba dando comenzaba a golpear tu cuerpo.— Por favor, no te detengas.
— No puedo parar, cariño.— Jungkook siseó echando su cabeza hacia atrás en un nuevo y gutural gruñido, su cabello era un desastre sudoroso sobre sus ojos, su pecho palpitaba con el placer que lo estaba invadiendo, podía sentir todo: tu euforia, tu lujuria, la desesperación que emanaba de tu alma. Todo era tan lascivo, tan manchado; podría perderse en él. Casi podía saborear la corrupción que impregnaba tu alma.— No cuando te sientes tan jodidamente bien…
Otro agudo gemido brotó de tus labios sonando peligrosamente cerca de su nombre, sintiendo cómo tu interior apretaba su polla un poco más, Jungkook gruñó y maldijo ante la sensación de tus paredes palpitando a su alrededor con tu orgasmo llamándolo a follarte más fuerte y rápido, amando esas hermosas lágrimas que manchaban tu rostro y viendo como empezabas a retroceder por la sensibilidad extra a través de los espasmos de tu clímax.
— J-Jungkook, es demasiado…— Te quejaste por lo bajo buscando apoyo en sus fuertes brazos.
— Me dijiste que me dejarías usar este coño, bebé.— Jungkook te recordó con su voz rota por un gemido entrecortado. Se notaba que estaba cerca, sus embestidas eran demasiado descuidadas y desesperadas.— Hasta que esté satisfecho.
— S-sí...— Jadeaste sabiendo que no habías cambiado de opinión.
— ¿Vas a dejar que te llene con mi semen? — Preguntó de nuevo, sonriendo ante el pequeño y débil "sí" que le diste.— No voy a parar después de que me corra, bebé. Voy a follarte hasta que no puedas hacerlo más.
Abriste la boca para decir algo, qué, exactamente, no tenías idea, pero pronto sentiste su semen caliente derramándose dentro de ti y tu mente se quedó completamente en blanco. No sabías si era por lo que era Jungkook, pero todo lo que hizo fue extremadamente fácil para excitarte, y su semen dentro de ti no fue la excepción. Un gemido salió de tu garganta antes de que pudieras detenerte y todo tu cuerpo se apoderó de un nivel de deseo que ni siquiera podías comprender.
Hubo un momento de confusión interna cuando el demonio se detuvo para recuperar aliento en el que realmente pensaste que había terminado, que Jungkook se iba a ir y te dejaría con ese deseo construyéndose dentro de ti. Pero el aura animal que lo rodeaba no te dejaría descansar.
Después de unos cuantos segundos Jungkook encontró tus ojos a través de la cortina de su cabello oscuro, el brillo de malicia que viste en ellos te emocionó el doble antes de escucharlo hablar en medio de un gruñido.
— Más.
Y esa fue toda la advertencia que te dió, cuando menos te diste cuenta, Jungkook te dió la vuelta como si fueras una muñeca de trapo y presionó tu cara y tu cuerpo contra el colchón. Gimoteaste al sentir un duro azote golpear contra una de las mejillas de su trasero antes de que tomara con fuerza tus caderas, tirando de tu cuerpo hacia arriba hasta que tus rodillas te sostuvieron sobre la cama y apenas tuviste tiempo para reaccionar antes de que su polla se hundiera dentro de ti una vez más.
— Oh, Dios…— Jadeaste con fuerza y tus manos apretaron las sábanas mientras Jungkook continuaba golpeando dentro de ti, haciendo que la mezcla de su semen y tu humedad goteara por tus piernas. Su resistencia era una locura, como esperabas que fuera, pero la dureza de su polla te estaba haciendo perder la cabeza.— Joder, Jungkook…
— Tienes un coño tan perfecto, no puedo tener suficiente de ti…— Jungkook gruñó antes de tirar con fuerza de tu cabello mientras continuaba perforando dentro de tu coño, haciendo que tu cuerpo temblara con cada duro impacto. Tus ojos se cerraron ante la deliciosa sensación y tus paredes se apretaron alrededor de él mientras te llenaba hasta el borde.— Estás jodidamente goteando sobre mi polla. Qué puta tan sucia.
El placer dentro de ti era innegable, aumentando tan rápido que apenas y podías seguirlo. Acababas de alcanzar tu punto máximo y ya sentías que estabas a punto de hacerlo todo de nuevo.— J-Jungkook, yo…— Las palabras luchaban por salir de tu lengua con tu mente empañada por el erotismo de sus acciones.— Se siente tan bien, joder, no te detengas…
Hubo un ligero escozor en tu cuero cabelludo cuando apretó el agarre en tu cabello, haciéndote inclinar tu cabeza hacia atrás y que tu trasero se presionara contra su pelvis.— ¿Vas a correrte de nuevo, bebé? — Jungkook preguntó sin aliento antes de sonreír cuando asentiste con la cabeza, con tus ojitos llorosos mirándolo por encima de tu hombro.— Eres una pequeña mortal tan hambrienta. Acabas de llegar y estás a punto de correrte en mi polla de nuevo, ¿eh?
Gemiste una vez más igual de fuerte mientras lo sentías tirar de tu cabello, haciendo que tu espalda se arqueara y tu coño se apretara a su alrededor.— Sí, joder…— Admitiste en medio de un jadeo, la habitación estaba tan caliente que apenas y podías respirar, sentías como si todo el lugar estuviera dando vueltas a tu alrededor. Estabas tan, tan cerca de tu orgasmo que casi podías tocarlo.— Voy a correrme de nuevo…
Jungkook se humedeció los labios, bajando su atención al movimiento de su polla dentro y fuera de ti y gimió al ver tus pliegues envolviéndose alrededor de su grosor, tragándolo ansiosamente mientras tu humedad goteaba por tus muslos, ensuciándolo por completo. Era la cosa más hermosa que había presenciado en su vida, quería tener eso para siempre.— Sabía que serías tan perfecta después de que te preparé para esto, sabía que te encantaría ser una puta para mí.
No podías decir que te sorprendió su confesión; no eras tonta, sabías que había una sola cosa que un demonio quisiera contigo y, después de los sueños sexuales, no fue difícil sumarlo todo. Y, sin embargo, aceptaste sus avances en cada paso del camino, permitiste que te hiciera pedazos y te enseñara cómo ser tan sucia para él. Y tenía razón: te había encantado cada segundo.
— Voy a correrme.— Le advertiste, cerrando los ojos mientras todo el placer se arrastraba por toda tu piel justo hasta tu centro.— Joder, tu polla es tan grande, voy a…
Tu orgasmo te fue arrebatado cuando Jungkook se apartó abruptamente de tu coño. Lloriqueaste por lo bajo y sollozaste ante la pérdida de su pene dentro de ti, los sonidos lascivos se convirtieron en un jadeo de sorpresa y sin aliento cuando te separó de él.
Jungkook fácilmente te dio la vuelta y tiró de tus piernas hacia arriba, presionándolas contra tu pecho cuando se inclinó.— Quiero ver tu bonita cara cuando te llene con mi semen.
Y eso fue todo lo que dijo antes de irrumpir dentro nuevamente en una deliciosa penetración, todo tu cuerpo se estremeció ante la sensación y ante el repentino estiramiento que te empujó al borde del placer y te hizo correrte alrededor de su polla por segunda vez esa noche.
— Que humana tan dulce…— Jungkook gimió demasiado perdido en su propio placer, tus paredes se habían vuelto increíblemente apretadas a su alrededor, latiendo con cada bombeo de su longitud dentro de ti.— Me encanta arruinarte. Eres tan perfecta para mí. Hecha para esto…— Sus frases eran sólo algunos pensamientos conectados por fuertes gemidos, sus cejas bajaban a medida que se acercaba su propio orgasmo.— Me encanta verte así, te ves tan linda, toda llena de mi polla.
Jungkook murmuró con su voz aireada antes de derramarse de nuevo dentro de ti con un fuerte y entrecortado gemido y unas pocas palabras de elogio que salieron de sus labios: de lo bien, lo húmeda y lo apretada que estabas para él. Al igual que la primera vez, la sensación de que él te llenaba era embriagadora y te hacía perder la cabeza una vez más.
Intentaste quejarte un poco pero tus palabras fueron silenciadas con el choque de sus labios contra los tuyos, un gemido gutural lo dejó mientras derramaba las últimas gotas, su polla palpitó un par de veces más mientras seguía bombeándose a sí mismo través de su orgasmo; asegurándose de que cada gota de su semen estuviera profundamente dentro de ti.
Se notaba que estaba lejos de estar satisfecho cuando te besó con fervor, tarareando ante el sabor de tu lengua mientras sus manos sostenían con fuerza tus caderas impidiendo moverte. El pene de Jungkook todavía estaba duro dentro de ti, enterrado profundamente, incluso si había detenido sus movimientos, y te encantaba lo lleno que te hacía sentir, y sabías que estabas más allá del punto de la salvación.
Jungkook suspiró profundamente contra tus labios y se inclinó hacia atrás, sus ojos se encontraron con la unión de sus cuerpos mientras se alejaba, viendo como su semen se derramaba fuera de ti lentamente, haciendo un desastre sobre las sábanas y marcándote como suya, completamente suya.
— Perfecta…— Murmuró y debió haber sido la centésima vez que dijo eso en la noche, pero no podía tener suficiente de ti.— Hecha para mí.
Hubo un peso en tu pecho cuando lo miraste, observando la forma tan hermosa en la que su piel brillaba bajo la luz de la luna. Quizás fue la culpa, pensaste, o la comprensión de que acababas de manchar tu alma en nombre de la lujuria. Sin embargo, ya no te importaba.
Respiró pesadamente cuando se acostó a tu lado sobre la cama, y te giraste de lado para poder mirarlo; Jungkook era tan guapo, tan perfecto; y la mirada que te dio fue nada menos que pecaminosa.
— ¿Estuve bien? — Preguntaste por lo bajo con tu voz temblorosa debido a tu estado nebuloso y cansado antes de formar una pequeña sonrisita.
El demonio asintió, encontrando esa pregunta bastante adorable.— Sí, cariño. Aprendes rápido.
Tu sonrisa satisfecha se ensanchó en tu rostro y te acercaste a él, colocando tu cabeza contra su pecho, donde no podías escuchar ningún latido. Ese momento fue lo suficientemente extraño como lo fue, pero no estabas pensando con claridad; además, abrazar a un demonio no podía ser peor que todo lo que había sucedido antes.
Si Jungkook pensó que eso era extraño, no lo mencionó. Simplemente apartó unos mechones de cabello de tu frente, mirándote.— ¿Cansada, querida? — Preguntó.
— Sí…— Respondiste por lo bajo y parpadeaste pesadamente.
El tarareó colocando su palma contra tu mejilla.— Puedes descansar un poco.— Habló casi con suavidad al principio antes de que su voz volviera al tono profundo y áspero de antes.— Pero aún no he terminado contigo.
Después de todo, le permitiste usarte hasta que estuviera satisfecho. Y Jungkook estaba lejos de estarlo. No era que estuvieras quejando después de todo.
Y antes de que el sueño y el cansancio hiciera efecto por completo en tu cuerpo, escuchaste a Jungkook murmurar por lo bajo contra tu oído:
— Espera a que ellos te conozcan, cariño.
N/A: Por finn después de mucho tiempo y de que me lo pidieran demasiado por fin está disponible de nuevo 'Devilish' como especial de halloween 🎃
Espero por fin poder publicar la segunda parte de este oneshot, que realmente es una serie👀
So espero que lo disfruten igual o más que la primera vez🌚 gracias por todo su apoyo ♡
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny @aavacaf @wtffktt7 @minmin-cat @18fernanda @ariggukie @Katherine Murillo @lizxz @onixbae02 @piligt @youtis @tessacereza
#bts#bts fanfic#bts masterlist#bts imagines#jeon jungkook#bts smut#jungkook#softpxachy#bts jungkook#jungkook smut#devil#devilishly handsome#devilish#demon#lemon demon#demon girl#incubus#incubo#jeon junkook#jungkook scenarios#jungkook fanfic#jeongguk#jjk smut#jjk x reader#jjk fanart#jjk spoilers#jjk#lemon#witches#halloween
94 notes
·
View notes
Text
Pequeño drabble en venganza honor a la necesidad que @deepinsideyourbeing nos ha provocado a todas de darle nuestro primogénito a Enzo. Te adoro 💕
🐻 ProtectiveDaddy!Enzo x reader 🍧Fluff
Qué maravilloso era poder pasear a la tarde ahora que ya hacía un tiempo más agradable. El calor sofocante con el que habías pasado el último tramo del embarazo se iba disipando con la llegada de septiembre. Ya no era necesario que Enzo te llevase del brazo y caminase lentamente contigo, ya te encontrabas más fuerte, pero sin embargo seguías agarrada a él, por gusto.
Podías sentir los pechos pesados, pero la bebé se hallaba tan calmada en la mochilita donde Enzo la portaba que no querías despertarla, probablemente lo haría ella sin ayuda.
Decidisteis sentaros en una terraza de una cafetería del puerto, con vistas al mar en ese pequeño pueblo costero donde al menos la gente no paraba a tu novio constantemente por la calle.
El mesero tardaba en llegar, así que Enzo dejó a la pequeña con cuidado en su carro y fue dentro a buscar al menos un vaso de agua, para ayudarte a amamantar; tu novio había estado muy presente en todos los cursos de paternidad a los que habías asistido y eso siempre te daba un plus de orgullo y felicidad.
La nena estaba ya haciendo algún gesto en sueños que indicaba que pronto se despertaría, y, como si estuviese medido, comenzó a llorar en cuanto su papi llegó con el vaso de agua en la mano.
-Te pedí también un zumo de naranja natural, amor- dijo con calma mientras se aproximaba al carrito - ¿pero qué le pasa a mi princesita, eh?
No pudiste evitar sonreír ante la ternura inaguantable que suponía ver a los dos amores de tu vida juntos. Aún no te acostumbrabas a la imagen.
-Bebe un poco de agua, cielo -te pidió. Sabía que no eras de esas personas demasiado responsables de su propia hidratación, y te lo tenía que recordar a cada rato, especialmente ahora para poder producir leche sin problema.
Comenzaste a beber lentamente del agua fría que te había traído, y observabas como Enzo intentaba calmar a su hija en brazos, pero tanto tú como él sabíais que lo que le pasaba era que tenía hambre.
-¿Llora mi nena de hambre? Ahora mamá te da tetita, no te preocupés, te vas a quedar llenita ... - Enzo le susurraba mientras le secaba las lágrimas con el pequeño babero de tela estampado de ositos.
Tu corazón se derretía cuando le escuchabas hablar así.
El camarero trajo un zumo de naranja para ti y un café solo ( y probablemente doble) para Enzo. El pobre debía estar muriendo de sueño después de la noche que habían tenido con la pequeñaja.
Comenzasteis a beber y Enzo depositó a la bebé con máxima delicadeza en tus brazos.
Esta vez no llevabas una camiseta o una blusa, si no un vestido de verano, así que en lugar de levantar la prenda y colocar la cabecita de tu hija debajo, no te quedó otra opción que bajar el tirante del vestido y descubrir por completo uno de tus pechos, el cual la nena se llevó a la boca con voracidad.
-Sí tenía hambre ¿eh? - comentaste al notar su succión apresurada. Sujetabas el pezón en su boca con dos dedos en forma de V. Cuando estabais en casa Enzo solía hacer que te recostases sobre él para masajear tus pechos y estimular el flujo de leche, lo cual te ayudaba mucho.
-Sí, pobrecita -dijo Enzo sonriendo con ternura.
Fue un momento de relax con la brisa del mar peinando vuestro cabello, poco ruido, una deliciosa bebida para reponer líquidos...
- Y sí, amor, he pensado que podemos comprarle aquel gorrito de lana para cuando crezca un poco y haga frío podemos ir a Bariloche a que vea la nieve y... -Enzo te hablaba emocionado de la prenda que había visto en una tiendecita hacía unos días. Sin embargo tú no estabas escuchando lo que te decía. Tu instinto se había despertado y estaba vigilando con el rabillo del ojo a un desgraciado que no te había quitado la mirada de encima desde que te habías sentado en aquella terraza. El muy cabrón estaba aprovechando que Enzo se encontraba de espaldas a él para poder mirarte a gusto. Intuía que ibas a bajar la mirada y no ibas a hacer nada, dando impunidad a sus actos. Te estaba comiendo con los ojos, atento a cualquier movimiento de la niña que le permitiese ver un centímetro de piel más. Todo esto, obviamente te estaba desconcentrando y tu pareja no tardó en darse cuenta de que no le estabas prestando atención y te encontrabas tensa.
-¿Amor? ¿Qué pasa, te hace daño?
Negaste con la cabeza.
-¿Y entonces, cielo? ¿Que pensás?
Tu mirada permanecía fija en el sujeto que te observaba, lo cual guio la suya hacía el problema.
El tipo se encontraba concentrando toda su atención en ti mientras además fumaba. No reparó en que Enzo se había dado la vuelta en su silla.
-Qué, te gusta el espectáculo? - inquirió con ira contenida. Proyectó la voz para que sonase grave y fuerte pero no como para llamar la atención de toda la cafetería, que, en realidad estaba bastante vacía.
-Cómo? - dijo el desgraciado mientras apartaba la mirada disimulando.
-Que parés de mirar a mi mujer- le advirtió.
-Enzo... -le dijiste en bajo tratando de calmarle, aunque por dentro también hirvieses de rabia.
-Y bueno flaco, que no se saque las tetas en público - murmuró el tipo mientras apuraba su copa.
-¡¿Que decís?! Enzo se levantó y camino hacia él apartando la silla de forma brusca. Por suerte vuestra hija se hallaba ajena a toda la situación y se encontraba a aún mamando tranquila contigo.
Esta claro que el otro se sorprendió. El aspecto y la calma de Enzo podía llevar a equívoco, pero subestimar su capacidad de protección con su familia suponía cometer un grave error. El tipo levantó las manos con la intención de calmar a Enzo que se aproximaba como un toro hacia él.
-Si vos estás enfermo y ves que mi mujer te está provocando por alimentar a nuestra hija, igual te tengo que enseñar un par de cosas.
-No flaco, yo no...
-Ni se te ocurra volver a mirar a mi mujer ni a mi hija o te arranco los ojos de pelotudo que tenés. Y apagá ese cigarro a la de ya, entendiste? -Enzo apoyó sus manos en la mesa del tipo.
-Ta, flaco, no quería molestar -apagó el cigarro en el cenicero manteniendo la otra mano en alto.
-No se te olvide.
Enzo volvió a la mesa aún con el gesto fruncido y la respiración agitada por la rabia más que por el enfrentamiento. El tipo dejó un billete encima de su mesa y no tardó en irse evitando cualquier contacto visual contigo o con tu novio.
-¿No querés cambiar ya de pecho, mi vida? Preguntó cómo si nada hubiese pasado, mientras acariciaba la mejilla de vuestra niña.
Nunca cesaba de sorprenderte con qué facilidad Enzo cambiaba de tono cuando se dirigía a ti, siempre tan dulce. Asentiste aún conmovida por lo que acababa de pasar: Enzo llamándote "mi mujer", defendiéndote de una manera tan brava, usando una voz que nunca habías oído salir de su garganta... Seguramente tus mejillas se habían teñido de un tono rosado que esperabas poder disimular con el calor.
Cambiaste de pecho a tu pequeña ya tranquila por no ser observada por ningún desgraciado. Enzo, siempre tan atento limpió tu otro pezón de restos de leche y de saliva con un círculo de algodón y te acomodó el tirante del vestido, dándote un beso en la mejilla después.
No sabías si eran las hormonas que tenías totalmente revolucionadas, si era la falta de sexo por motivos evidentes o que simple y llanamente la forma en la que Enzo te había protegido te habían vuelto loca, pero una ardiente sensación te estaba invadiendo de dentro hacia fuera como si de una repentina fiebre se tratase.
-Amor? -dijiste suavemente
-Sí, nena -levantó la vista hacia ti mientras acariciaba a vuestra hija, que seguía comiendo.
-Cuando lleguemos a casa y la niña se duerma, ¿me podés hacer el amor?
No tenías claro de donde salía semejante honestidad y desde cuando eras así de directa. Quizás la gente tenía razón y la maternidad te cambiaba hasta niveles insospechados.
-Y sí, por supuesto -contestó él sin titubear, sin sonrojarse, y como si le hubieras pedido cualquier otra cosa- no veo la hora, mi niña.
tags: @madame-fear @deepinsideyourbeing @loveinsprings @lunitt @lastflowrr @iamjustadoll (como siempre, diganme si quieren que las incluya en la taglist o las borre <3)
#lsdln cast#enzo vogrincic#enzo vogrincic imagine#enzo vogrincic fanfic#enzo vogrincic fluff#enzo vogrincic x reader#que vergüenza
102 notes
·
View notes
Text
La paradoja del asno de Buridán: ¿Qué pasa cuando no podemos decidir? La paradoja del asno de Buridán es una de las paradojas más fascinantes en la historia de la filosofía, y trata sobre la dificultad de tomar decisiones. Imagina un asno que se encuentra entre dos montones de heno idénticos. Ambos están a la misma distancia, ambos son igual de apetitosos. El problema es que el asno, al no poder decidir entre los dos, se queda paralizado y finalmente muere de hambre. ¿Qué enseña está paradoja? Aunque parece una simple historia, la paradoja del asno de Buridán nos lleva a una reflexión profunda sobre la indecisión y el libre albedrío. El filósofo medieval Jean Buridán la utilizó para cuestionar la idea de que siempre tomamos decisiones racionales. A veces, cuando todas las opciones parecen igual de buenas (o malas), nos enfrentamos a una parálisis de elección. En esos momentos, la indecisión puede ser tan peligrosa como tomar una mala decisión. En nuestra sociedad, a menudo nos enfrentamos a tantas opciones que resulta abrumador decidir. Desde las decisiones más triviales, como qué película ver, hasta las más importantes, como qué rumbo tomar en la vida, nos encontramos paralizados por el miedo a elegir mal. Sin embargo, la paradoja del asno nos recuerda que no decidir también es una decisión, y que la inacción puede tener consecuencias. Reflexión: A veces, no existe una opción perfecta o una decisión correcta; lo importante es actuar y seguir adelante. La vida no se detiene, y quedarnos inmóviles por miedo a equivocarnos puede llevarnos a perder oportunidades.
Esto es para reflexionar.....y no es un chiste.
Imagina esto: un burro hambriento y sediento se encuentra en el dilema más absurdo de su vida. A su izquierda, un montón de heno dorado y tentador. A su derecha, un cubo rebosante de agua fresca. El pobre animal está exactamente a medio camino entre ambos, incapaz de decidir qué necesita más. Su estómago ruge, su garganta está seca, y su mente... bueno, su mente está completamente bloqueada.
Esta escena, aparentemente cómica, esconde una profunda reflexión filosófica que ha intrigado a pensadores durante siglos.
La cuestión conocida como el "burro de Buridan" no es solo un animal indeciso, es un símbolo de cómo la racionalidad excesiva puede llevarnos a la inacción total.
Aquí está la trampa: el burro, en su afán por tomar la decisión "perfecta", acaba no tomando ninguna. Su lógica impecable se convierte en su perdición. Mientras debate internamente los méritos del heno versus el agua, el tiempo pasa inexorablemente. Y el resultado es tan trágico como absurdo: el burro muere de hambre y sed, rodeado de todo lo que necesita para sobrevivir.
Pero antes de que te rías de este burro filosófico, pregúntate: ¿cuántas veces te has encontrado en una situación similar? Tal vez no entre heno y agua, pero sí entre dos trabajos, dos casas, o incluso dos sabores de helado. La indecisión, alimentada por el miedo a equivocarnos, puede paralizarnos tanto como a nuestro amigo de cuatro patas.
La moraleja es clara y contundente: la vida no espera a que tomemos la decisión perfecta. A veces, cualquier decisión es mejor que ninguna. No dejes que tu vida se convierta en una versión humana del dilema del "burro de Buridan". Recuerda, mientras tú dudas, el heno se pudre y el agua se evapora.
Así que la próxima vez que te encuentres atrapado entre dos opciones, piensa en nuestro amigo el burro. Toma una decisión, da un paso adelante, y si te equivocas, al menos lo harás en movimiento. Después de todo, la vida es demasiado corta para pasarla parado a mitad de camino entre el heno y el agua.
27 notes
·
View notes
Text
Quisiera escribirles con ánimos, quisiera decirles que las cosas van a mejorar porque quiero creer que serán así, pero la verdad hoy estoy bastante desanimado. Es viernes, el cuerpo lo sabe, se antoja una cerveza, pero yo apenas y he sobrevivido. Otra semana en la que apenas he logrado vender un par de libros para comprar huevos, leche y carne molida. Otra semana en la que publico y publico en facebook y siento que ya nadie me lee. Es terrible esta sensación del artista, de que la gente te olvida, que sólo fuiste un momento y todos siguieron. Lo he disfrutado, pero el hambre es canija. Las deudas parecen multiplicarse. Quisiera saber si tiene sentido esto de seguir escribiendo ¿para qué o para quién? Me hundo en la frustración de saber que a pesar de que he publicado más de diez libros, los algoritmos cambiaron o la gente ya no lee poesía o no ve los libros como algo necesario. Hago en vivos para mostrar los libros y a pesar de que los números indican que tengo miles de seguidores y reproducciones siento que existe un morbo de ver lo que hago pero no compartir. Me pregunto si esto se debe a que ya no soy joven y que un día solo fui una moda pasajera y que mis letras eran un acompañamiento, que como artistas quedaré en la ruina como siempre me dijeron. Tengo miedo, estoy en la incertidumbre total, a veces solo quiero llorar al ver los libros que me duele poner en remate porque como ya no soy el escritor del que todos hablan o el que genera polémica. Parece que todos me dan la espalda y yo soy incapaz de pedir ayuda porque no acostumbro a verme vulnerable. Solo quería desahogarme un rato. Es una utopía vivir del arte, hace unos años lo logré, pero no estoy seguro de que pueda permanecer, estoy al borde del colapso nervioso. Tantos viajes para acercarme a los lectores, tantas fotos, tanto acercamiento y parece que todo lo he hecho mal. Espero que valoren su trabajo, su casa, su familia y cada logro en sus vidas.
Quetzal Noah
32 notes
·
View notes
Text
Diabolik Lovers More Blood Anime DVD II CD
Cv: Takashi Kondō, Daisuke Hirakawa, Ryohei Kimura
[Este escenario ocurre tras el capítulo 6 y antes del 7 de la segunda temporada del anime de diabolik lovers]
Audio provided by @uzi-boozii, thank you for share audios with the fandom nwn
*bajando de la azotea*
Subaru: Tch… Maldita sea… que estupidez…
Laito: ¿Eh~? ¿Subaru-kun? ¿Qué hacías en la azotea?
Subaru: No es asunto tuyo.
Laito: *olfatea* Oh, este olor… es de bitch-chan…
Subaru: ¡!
Laito: Hm~ ya veo. ¿Estuviste “divirtiéndote” con bitch-chan aquí en la azotea? No te culpo, hemos estado muriendo de hambre desde que ella se fue, pero es injusto que la monopolices.
Subaru: ¡No fue así! *golpe* Maldición… me sacas de quicio.
Laito: Aah… Ya dejaste un agujero en la pared… Siempre tienes cambios de humor muy agresivos… ¿O acaso estás excitado tras haber bebido la sangre de bitch-chan luego de mucho tiempo? Nfu~.
Subaru: ¿Ah? Claro que no.
Laito: Hm… ¿Entonces estás malhumorado porque ellos se llevaron a bitch-chan?
Subaru: Esos tipos me fastidian, solo eso.
Laito: Además, que ella haya venido junto a esos chicos, ¿significa que ahora viven juntos? Está presa en casa de ellos, en donde le hacen lo que quieran durante la mañana, tarde y noche… Se la pasan de uno a otro para succionar su sangre… Ah, tal vez los cuatro beben a la vez, nfu~.
Subaru: …Cállate…
Laito: Al principio bitch-chan debe de haberse negado, pero al final seguro cedió. Aah~. ¿Qué cara habrá puesto mientras succionaban su sangre? ¿Qué voz tan sucia habrá alzado? ¡Ah! ¡Me excita solo pensarlo!
Subaru: ¡Te dije que te calles!
Laito: No te enojes Subaru-kun.
Subaru: ¡Calla! ¿A ti no te importa que ellos hagan lo que quieran?
Laito: No sé. La rutina es aburrida, así que disfrutaré esto como un cambio de aires, aunque…
Subaru: ¡Hmph! Entonces no te importa que esos “Mukami” nos la roben.
Laito: ¡No es eso! Mira que eres testarudo.
Subaru: Tch… Y tú te tomas todo a broma.
Laito: Es mejor disfrutar cuando se puede, es por eso que primero aprovecharé de reírme. Bueno, creo que yo también iré a beber su sangre. Bitch-chan sigue en la azotea, ¿no?
Subaru: No vayas…
Laito: ¿Eeeh? ¿Por qué no? ¿No te parece injusto que solo tú tengas un buen recuerdo?
Subaru: Él sigue allí…
Laito: ¿Él…? ¡Oooh! ¡Ya veo! Así que es por eso que estás tan irritado. Entonces bitch-chan está disfrutando de lo que Kou Mukami le está haciendo.
Subaru: Kgh…
Laito: Tú succionaste su sangre… y él también… Aaah~. ¿Cómo se sentirá bitch-chan ahora?
Subaru: Hijo de—
Laito: Colmillos ajenos a los míos perforan la piel de bitch-chan… Nfu~. Me estoy emocionando.
Subaru: ¡Pues excítate cuanto gustes pervertido de mierda!
Laito: ¿No vendrás Subaru-kun?
Subaru: ¡Cállate! ¡No me hables! *baja las escaleras*
Laito: Bueno, ya se lo dije a Subaru-kun, pero monopolizar a alguien no es divertido, así que iré a ver a bitch-chan~. *sube a la azotea* ¡Ah! ¡Oye! ¡Bitch-chan se desmayó! Si succionas su sangre hasta dejarla así vas a matarla.
Kou: ¿A qué viene eso? Esto no es asunto tuyo. Además, nosotros apreciamos a la gatita masoquista a nuestra manera.
Laito: Hmm… Pues yo la veo en bastante mal estado… Veo que los Mukami son bastante violentos al succionar sangre.
Kou: Lo último que quiero es que un Sakamaki me diga eso. Además, no fui el único que succionó.
Laito: ¿Hablas de Subaru-kun?
Kou: Sí, él fue mucho más violento, así que no me reproches solo a mí, también quéjate con Subaru-kun.
Laito: Entonces… te quedaste callado y observaste como Subaru-kun te arrebataba a bitch-chan.
Kou: No lo malinterpretes, yo solo se la cedí al pobre Subaru-kun que era incapaz de decir que quería a la gatita masoquista, a pesar de que se moría por ella.
Laito: Hmm… *se acerca* Aun así… Fufu… Tienes un gusto bastante retorcido.
Kou: ¿Ah?
Laito: Mordiste por encima de las marcas que dejó Subaru-kun, es como si gritaras que eres un posesivo.
Kou: ¿Por qué eso significaría que soy posesivo?
Laito: Te molestó ver que intentaran quitártela, ¿no? Supongo que esas emociones triviales son normales en alguien que alguna vez fue humano.
Kou: Deja de sacar conclusiones… Por cierto, ¿sabias que éramos humanos?
Laito: Me lo imaginaba por su olor. Además, ¿qué pretenden hacer con bitch-chan? Ustedes son sospechosos…
Kou: Eres extrañamente perspicaz, Laito-kun. Tarde o temprano lo sabrán.
Laito: Hmm… Parece que esto me servirá para matar el rato. Cambiando el tema… bitch-chan sigue sin despertar. Y yo que pensé que nos podríamos divertir los tres…
Kou: Increíble… ¿De verdad te gustaría eso?
Laito: ¿Sabes? Me gusta verla jadear gracias a mis colmillos, pero también quiero verla gemir por culpa de los colmillos de otra persona.
Kou: Tú eres el de los gustos retorcidos.
Laito: Ah, pero no la mates. Quiero jugar con bitch-chan luego de que ustedes se diviertan con ella.
Kou: Eres tan repugnante que me das nauseas, como era de esperar de un niñito de la nobleza… Además, antes dije que no iba a dejar que la gatita masoquista muriera.
Laito: Imagino que vuestros planes no funcionarían si ella muere.
Kou: Quién sabe.
Laito: Bueno, da igual. Pero tengan cuidado, ustedes no son los únicos que quieren la sangre de bitch-chan. Hay algunos que están de mal humor debido a su sed… Nfu~.
Kou: Hablas como si no te afectara.
Laito: No es así, ser derrotado no es divertido, pero por ahora disfrutaré mi abstinencia de bitch-chan, nfu~. *se va de la azotea*
Kou: Aprovecha de fanfarronear mientras puedas… *toma a Yui en brazos* No te mataré, no hasta que me convierta en Adán… Y lo haré por el bien de la persona que me dio libertad… ¿Entendido, gatita masoquista?
SF: Jo, y yo que esperaba que Subaru hiciera algo más que solo gruñir enojado, quién me manda a tener esperanzas de algo del anime :c
¿Te gustan mis traducciones? Puedes apoyarme en ko-fi nwn.
#diabolik lovers#traducción al español#mi traducción#subaru sakamaki#laito sakamaki#kou mukami#diabolik lovers more blood
69 notes
·
View notes
Text
Cuatro años y mil cigarrillos después ya puedo reírme de esto, pero en ese entonces el dolor era demasiado real para dejarla morir en el limbo digital, así que bueno...
Sobre el amor que juramos sería para siempre y otros cuentos de los dieciocho:
Siempre me pregunto por dónde empezar cuando escribo estas cartas. Aunque esta vez es diferente, ¿verdad? Esta será la última vez que mis palabras intenten alcanzarte, y hay tanto por decir que siento que ninguna cantidad de ellas será suficiente.
Hay tantas cosas de las que me arrepiento...
Como no haber aprendido la receta de albóndigas de tu mamá. Ahora que lo pienso, nunca se la pedí realmente, solo me quedaba en la cocina viéndola cocinar, sentada en la barra mientras tú hacías tarea en la sala. O no haber intentado más con tu papá, creo que las únicas veces que crucé más de dos palabras con él fueron cuando me veía llegar y me preguntaba si quería cenar. Siempre le decía que no por pena, aunque me moría de hambre.
Me arrepiento de las peleas estúpidas, de los celos sin sentido, de cada portazo que di pensando que teníamos todo el tiempo del mundo para reconciliarnos.
Tu sudadera amarilla de North Face todavía está en algún lugar de mi closet. A veces, en noches particularmente solitarias, me pregunto si debería regresártela. Pero tiene tanto de nosotros impregnado en ella... el olor a sal de aquella escapada a la playa, cuando creímos ingenuamente que el bronceado no nos delataría ante mis padres. Las manchas de café de esas madrugadas estudiando, tú con tus libros de ingeniería, yo pretendiendo leer mientras te observaba concentrado, con tus rizos cayendo sobre la frente y ese ceño fruncido que tanto me gustaba besar hasta que sonreías.
¿Te acuerdas de la primera vez que viste la nieve? Fue durante ese viaje con mis padres, cuando aún te querían, cuando aún éramos ese "amor bonito" que todos aplaudían. Tus ojos brillaban como los de un niño, y por un momento, todos tus muros de chico rudo se derritieron junto con los copos en tu cabello.
Me escapé tantas veces por la ventana de mi habitación para verte... Como esa noche después de nuestra primera pelea, cuando apareciste afuera de mi casa y te quedaste ahí, parado en la calle a las tres de la mañana, con esas rosas rosadas (porque sabías que el rosa era mi color) y ese poema terrible que escribiste. Era malísimo, pero lo guardé hasta que se deshizo el papel de tanto doblarlo y desdoblarlo.
Tu carro fue nuestro primer universo privado. Me negaba a ir a hoteles (qué tonta era, tan preocupada por el qué dirán) así que convertimos ese Volkswagen viejo en nuestro refugio. Conocía cada crujido de los asientos, cada rayón en el tablero, cada canción de esa playlist que armamos juntos y que seguramente ya borraste. Luego llegó tu departamento, ese espacio diminuto que hicimos nuestro entre clases saltadas y mentiras a medias a mis padres. Aún recuerdo el sabor de los besos robados en la cocina, el sonido de tu risa haciendo eco en las paredes vacías, nuestros sueños esparcidos por cada rincón como si fuéramos a vivir para siempre.
Éramos un desastre, ¿sabes? Yo fumando a escondidas porque odiabas el olor a cigarro, y tú con tus cervezas oscuras y demasiado amargas que nunca aprendí a disfrutar. Dejé de fumar por ti, ¿te diste cuenta? Ahora fumo todo el tiempo. Como ahora, mientras escribo esto y el humo se mezcla con las palabras que no sé si alguna vez leerás.
Te burlabas de mi obsesión con el horóscopo, de cómo consultaba las estrellas buscando señales sobre nosotros. Tú, tan pragmático, tan anclado a la tierra; yo, siempre flotando entre nubes de fantasía. Y sin embargo, funcionábamos. O al menos eso creíamos. Tú con tu ética de trabajo inquebrantable, yo siendo la eterna niña de papá. Éramos tan diferentes y a la vez tan complementarios.
¿Sabes? Me aprendí los nombres de todos los personajes de ese anime que tanto amabas, aunque fingía no prestar atención. A veces me descubro tarareando el opening cuando estoy distraída, y por un segundo, vuelvo a estar en tu cama, viendo un episodio más mientras jugabas con mi cabello.
Las peleas eran intensas, por tus exnovias, por esos tipos que fingían no saber que llevábamos tres años juntos, por tonterías que ahora no recuerdo pero que entonces parecían el fin del mundo. Pero las reconciliaciones... las reconciliaciones hacían que todo valiera la pena. Éramos fuego, éramos tormenta, éramos todo o nada.
Este tatuaje en mi brazo izquierdo con tu fecha de nacimiento... a veces lo miro y sonrío, otras veces lo cubro. Es como nuestra historia: imborrable, pero ya no duele como antes. Es solo un recordatorio de que fuiste real, de que lo nuestro fue real.
No me arrepiento de los "te amo" que susurré contra tu piel, ni de los que grité en medio de nuestras peleas. No me arrepiento de los besos, de las caricias, de las promesas que en su momento fueron sinceras. Cada momento contigo me hizo quien soy ahora, incluso los que dolieron, especialmente los que dolieron.
Espero que sigas siendo ese trabajador incansable que admiraba. Que dejes de poner la ropa sucia sobre el tocador (aunque sé que nunca lo harás). Que encuentres a alguien que ame tus cervezas amargas y tu forma particular de ver el mundo. Que seas feliz, pero de verdad feliz, no como lo fuimos nosotros, que confundíamos la intensidad con la felicidad.
Y ahora que las palabras se me agotan y el cigarro se consume entre mis dedos, solo me queda decirte gracias. Por los sueños compartidos, por las lecciones aprendidas, por haberme amado como solo se ama a los dieciocho: sin medida, sin miedo, sin mañana.
Gracias por haber sido mi primer amor real, mi primera guerra, mi primera paz.
Y quizás en otra vida... quizás seamos más sabios. O quizás no. Quizás en otra vida también nos destruyamos, y eso también estaría bien.
Con todo lo que fuimos y lo que no pudimos ser;
V.
#romance#primer amor#melancolía#corazón roto#tristeza#total drama#duelo#sentimientos#melancolia#letra en español#letras#escritos#cosas que escribo#citas en español#cartas#carta de amor#carta de despedida#lo que escribo#escrituras#una chica escribiendo#pensamientos#fragmentos#poemas#carta aberta#pensando#vacio y soledad#corazon vacio#amar#frases de amor#citas en tumblr
34 notes
·
View notes
Text
No sé. Esto es pura autoindulgencia. Y quizás me estoy proyectando en el triángulo amoroso que tenemos Price, @the-californicationist y yo. Va para ti, bebé. Espero que te guste.
Otra noche calurosa de Texas. Otra ocasión donde el 141 aprovechaba el tiempo de relevo y se reunían, con un poco de resistencia por parte de un críptico Ghost, para hablar sobre cualquier tarea mundana que estuvieran haciendo en su tiempo de inactividad. Otra ronda de cervezas que Soap invitaba, mientras escuchaba las divertidas anécdotas de Cali y su Capitán, intentando adaptarse a la caótica sociedad estadounidense.
Si alguien le hubiese dicho a John MacTavish hacía unos años atrás que viviría para ver como su Capitán se enamoraba de una dulce mujer texana, establecía su residencia permanente en U.S y los invitaba durante el verano para compartir en su rancho, probablemente se hubiera reído en la cara de esa persona. Pero aquí estaba, tomando un trago de la cerveza artesanal mientras algo parecido a Blake Shelton (si su precario oído musical no le fallaba) sonaba por los altavoces y escuchaba la estridente risa de Cali cuando Price decía otro de sus espantosos chistes de papá.
Pero oh, todos volteaban la mirada cuando la mujer estampaba sus carnosos labios rojos contra la boca de su capitán y fingían hacer un recorrido rápido por el destartalado bar destinado a albergar vaqueros, o cualquier aficionado a la música country de mediana edad. Solo que, en uno de esos escaneos rápidos a la barra de madera donde el bartender se movía con velocidad para servir a la masa de hombres con camisas de cuadros, sus ojos azules captaron un exuberante culo forrado en unos jeans acampanados, acompañados de una cabellera negra que llegaba a las caderas.
Embelesado por sus curvas, los jugosos labios pintados de rojo y la forma en cómo su camiseta sin mangas hacía resaltar sus tetas alegres, el sargento consideró en acercarse a coquetear un poco, quizás con la esperanza de llevarse esa dulce cosita a casa para aprovechar al máximo este viaje a norteamérica. Un pensamiento que se podía leer fácilmente en los ojos depredadores del escosés, mientras Ghost amamantaba su whisky con un semblante áspero y enojado detrás de su pasamontañas, pero tanta era el hambre de Johnny que ni siquiera se volteó a mirarlo.
Cuando la mujer se volteó completamente, vistiendo una divertida camiseta que decía: “I LOVE DILF”, le hizo soltar una risa baja que atrajo la atención de todo el grupo que hasta el momento había ignorado el desarrollo de los acontecimientos.
“¿Una víctima más, MacTavish?” preguntó Gaz, deteniendo sus ojos chocolates en el atractivo que su compañero había visto primero, unas buenas tetas que se movían cuando la mujer cantaba el coro de la canción.
“No me digas que esa bonnie no se ve lo suficientemente bueno como para comer” respondió el mencionado, haciendo que Cali rodara los ojos y bufó, acostumbrada a que el escosés hiciera comentarios como esos, pensando que las mujeres son un trozo de carne
“Manténlo en tus pantalones, sargento. O al menos no nos des un espectáculo delante de todos” señaló el Capitán, que hasta ese instante se había mantenido en silencio, sin prestarle mucha atención a lo que estaba sucediendo porque la maldita falda que vestía su mujer lo estaba poniendo duro en sus jeans.
Sin contestar el comentario hosco de su Capitán, Johnny hizo su movimiento para seducir a la dulce cosita que no dejaba de observarlos mientras remojaba sus labios con lo que parecía ser una sangría.
“¿Cuánto apuestas a que ella lo manda al diablo?” bromeó Gaz, bebiendo el último trago de su cerveza y miró a Ghost, quien simplemente se encogió de hombros para acto seguido bufar cuando se dio cuenta que Johnny estaba abordando, de una manera tal vez demasiado encantadora.
Por el lenguaje corporal de la mujer, parecía estar interesada en los avances del escosés, que sonreía como un lobo deseando encajar los dientes en la carne de un delicado corderito. Aunque había una leve espinita que no convencía a John, había algo misterioso en esa mujer que lo mantenía atento a la escena, al igual que Ghost, quien intentaba enfocarse en el juego que transmitían el destartalado televisor en la esquina del bar.
“Ella no parece estar muy convencida, pero tampoco lo rechaza del todo” respondió Price, hablándole a Kyle que estaba dispuesto a arrancarle unos billetes a cualquiera de sus compañeros para demostrar que sabía en cuánto tiempo podían sacudir a Johnny.
No transcurrió mucho tiempo para que Soap regresara a la mesa con semblante derrotado, mientras la mujer sonreía alegremente y le enviaba un saludo al resto del grupo que yacían confundidos al otro lado del establecimiento, porque minutos antes habían visto cómo ella le escribía algo en una servilleta con un lápiz labial, impregnando la marca de sus labios en el mismo papel. Pero antes de que Cali pudiese interrogar a Johnny, todos captaron como la fémina le lanzaba una beso y hacía un gesto con las manos de “llámame”.
“Parece que no habrá un polvo para mí. Pero ustedes tienen a alguien por si quieren hacer un trío, o tener una relación poliamorosa” les informó el hombre, poniendo la servilleta en la mano delante de su Capitán, quien rápidamente se sonrojó hasta las orejas y el cuello.
“¿Qué?” cuestionó Cali sin aliento, mirando la servilleta que tenía el número de la mujer.
“Como lo escuchaste, dijo que está interesada en la rubia caliente de grandes tetas y el hombre barbudo que no ha dejado de manosearla desde que llegaron” Soap insistió, alzando las cejas cuando soltó esa línea de barbaridades que en otro momento de su vida tendrían a Cali agarrando el rosario de su abuela contra su pecho.
“Wow, sí que fue directo al grano” se rió Garrick, conteniéndose para no soltar la carcajada que le había provocado la hilarante situación.
“No sé si sentirme halagado u ofendido” soltó Price, rascándose la nuca y mirando de reojo a su mujer que no había dejado de sonrojarse desde la primera respuesta de Johnny.
#call of duty#fanfiction#cod fanfic#cod#captain john price#john price#x oc#te amo cali#simon ghost riley#kyle ‘gaz’ garrick#johnny mactavish
31 notes
·
View notes
Text
Luis Hernández, un hombre de 55 años, había sido el dueño orgulloso de "La Casa de Sabores", un restaurante famoso en su pequeña ciudad en el sur de España. Durante años, su negocio prosperó, atrayendo a turistas y locales por igual.
Sin embargo, con el tiempo, la economía se desplomó, la competencia creció, y Luis empezó a perder clientes. Las deudas se acumularon, y tras meses de lucha, tuvo que tomar la dolorosa decisión de cerrar el restaurante.
Puso el lugar en venta y, en el proceso, dejó de preocuparse por su pasión de toda la vida.
Desesperado y abatido, Luis dejó de frecuentar el restaurante, limitándose a visitarlo de vez en cuando para asegurarse de que todo estuviera en orden. Sin embargo, un día, en una de esas visitas, se encontró con una escena que cambió su vida para siempre.
Afuera del restaurante, en una noche fría y lluviosa, vio a un hombre desaliñado, un mendigo de unos 40 años, sentado bajo un pequeño techo junto con su hija, una niña de apenas 8 años. Sus rostros reflejaban hambre y desesperación. Luis se detuvo un momento, observando la escena. Algo en él lo hizo actuar de manera impulsiva.
"¿Qué hacen aquí?" preguntó, conmovido por la visión de la niña acurrucada junto a su padre.
El hombre, de nombre Tomás, le explicó que había perdido su hogar y su trabajo. Había estado buscando un lugar para refugiarse con su hija, pero no había tenido suerte. Luis, aunque atravesaba su propio infierno financiero, no pudo ignorar la súplica silenciosa en los ojos de la pequeña.
"Está bien", dijo Luis, abriendo la puerta del restaurante. "Pueden quedarse aquí por el momento. El lugar está vacío y a la venta, pero pueden usarlo para refugiarse hasta que encuentren algo mejor."
Tomás no podía creer lo que oía. Agradecido, entró con su hija y se instalaron en la cocina, un lugar que les ofrecía techo y algo de calor. Los días pasaron, y Luis, absorto en sus problemas, no regresó al restaurante por un tiempo. Hasta que una tarde, sintiendo una extraña inquietud, decidió ir a ver cómo estaban las cosas.
Cuando llegó al restaurante y abrió la puerta, algo en el aire lo sorprendió: un aroma delicioso lo envolvió de inmediato. Incrédulo, Luis caminó hacia la cocina. Lo que vio allí lo dejó sin palabras.
Tomás, el mendigo que había acogido, estaba en medio de la cocina, cocinando con una habilidad sorprendente. En la encimera había platos perfectamente preparados: guisos exquisitos, salsas delicadamente sazonadas, y una serie de postres que rivalizaban con los mejores chefs que Luis había conocido.
"¿Cómo...?", fue todo lo que pudo articular.
Tomás sonrió con humildad. "Antes de perderlo todo, trabajaba como chef en uno de los mejores restaurantes de la ciudad. La vida me dio un giro inesperado, y terminé en la calle. Pero nunca olvidé mi pasión por la cocina."
Luis se quedó atónito. No solo por el talento que había descubierto en Tomás, sino porque se dio cuenta de algo más. El restaurante, aunque en bancarrota, aún tenía potencial. Había olvidado lo que hacía que "La Casa de Sabores" fuera especial: el amor y el arte de la cocina. Y aquí estaba Tomás, un chef escondido bajo la apariencia de un mendigo, quien tenía las habilidades necesarias para devolverle la vida al lugar.
"¿Me ayudarías a reabrir el restaurante?", preguntó Luis con una esperanza renovada en sus ojos.
Tomás, conmovido, aceptó sin dudarlo. Juntos comenzaron a trabajar en un nuevo menú, fusionando las recetas tradicionales de Luis con la creatividad moderna de Tomás. El rumor de que "La Casa de Sabores" iba a reabrir con un chef misterioso comenzó a correr por el pueblo, y la gente se mostró intrigada.
El día de la reapertura, el restaurante estaba lleno. Luis y Tomás cocinaron codo a codo, mientras la hija de Tomás ayudaba a los camareros con pequeñas tareas. La magia de "La Casa de Sabores" había vuelto, pero esta vez con una historia de redención y segundas oportunidades que le dio aún más valor.
El restaurante se convirtió en un éxito rotundo. Luis, quien había perdido toda esperanza, se dio cuenta de que, al abrir su corazón a aquellos en necesidad, había recibido mucho más de lo que jamás imaginó. Y Tomás, el mendigo que una vez cocinaba solo para sobrevivir, recuperó su dignidad y su pasión.
"La Casa de Sabores" no solo fue salvada, sino que se convirtió en un símbolo de generosidad, gratitud y segundas oportunidades para todos los que cruzaban sus puertas.
20 notes
·
View notes
Text
"eh, claro que me da tiempo, la duda ofende." y es que además tenía una maña ya para si tenía que taparse las marcas en caso de reuniones o eventos importantes que había adquirido y perfeccionado con el paso del tiempo desde que se acostó por primera vez con maëlys. al sentir las manos de esta en la cadera, no dudó en acariciarle los antebrazos mientras le miraba con una sonrisa a través del espejo. maëlys era lo que quería más en este mundo y estaba convencida que con el autoengaño que estaba aplicándose, verdaderamente esta no tendría que saber nunca que había recaído eventualmente. al verla ruborizarse, rió y negó suavemente con la cabeza. "ya sabes que me encanta que me las hagas." le recordó, girándose despacio para besar sus labios. "pues entonces se queda así." según como se acomodase la blusa no tenía problema ninguno. "me marcho, ¿vale? recuerda elegir la peli para esta noche." se acercó a plantarle un buen beso, manchándola de carmín y bajó corriendo las escaleras, que ya como no, casi se cayó por ellas porque leo y ella, fuera de las misiones o los deportes que les gustaban era de lo más torpe. "¡estoy bien!" gritó desde la planta de abajo. cogió su cartera y su chaqueta y tras despedirse de las mascotas, fue al coche sin darse cuenta de que emil y eryn salían para ir al de avra. iba pilladísima de tiempo y le estaba dando un mal mono así que tras desmontar rápidamente la palanca de cambios y sacar el speed, se hizo en el garaje un par de rayas y se fue como nada a clase. se sentía que estaba dando las clases mejor que nunca y es que hasta se veía más inspirada para hacerlas más dinámicas. pasó todo el día metiéndose y aprovechó las horas en las que supuestamente iba a escalar para tomar keta y, cuando se le pasó todo el adormilamiento de esta, cogió el coche y regresó a casa como si nada. "¿ruliña? he llegado." le hizo saber, agachándose a saludar a elba, taylor, bricks, onyx y mylo, cogiendo a este último y apoyándolo contra su pecho. "me muero de hambre." @qvimcra
#* / xulia & maëlys– i would never fall unless it's you i fall into.#* / xulia – you did some bad things but i'm the worst of them.#drugs tw
188 notes
·
View notes
Note
cuál es la excusa perfecta para no comer?
Tips para no ser una cerda
1.- Ahora que voy a ingresar a un concurso de mate, me tengo que quedar en la tarde y mi familia me da dinero para comer cerca del colegio pero yo la guardo para ahorrar y pues ya no me obligan comer. 2.- Si hay talleres en la tarde en tu colegio inscribete (opcional que sea altetismo) en uno de ellos y asi te evitas el almuerzo. 3.- Se la primera en comer yo siempre sirvo mi comida y abajo dejo el plato de mi perro asi que cuando nadie ve le doy toda mi comida a mi perro. 4.-Para desayunar y eres escolar despiertate mas tarde asi no tendras tiempo para desayunar. 5.-Siempre di que te encanta comer asi nadie sospechara de ti. 6.-Si te invitan para comer o algo puedes decirle que hay muchas otras actividades que hacer, con un amigo siempre vamos a correr. 7.- Di que tienes un granito en tu boca o en tu cara asi evitaras comer y asismo evitas que te den comida chatarra. 8.-Si te llaman para cenar di que ya haz comido mucho y te sientes super llena asi nadie se dara cuenta. 9.-Para evitar hambre siempre mastico algo, despues lo escupo y rapidamente me cepillo los dientes. 10.-Consume hielo si vomitar asi evitas la inflamacion en la garganta. 11.-Evita el cafe eso te da mas ansiedad para comer, una opcion para remplazarlo seria el te o el agua con pepino. 12.-Di que no te gusta algo o eres alergica. 13.-Cuando tienes hambre siempre toma agua o hielo eso calma tu ansiedad. 14.-Juega videojuegos con personas, personalmente juego roblox, free fire y fornite ya que hace que te concentres en el juego y dejas de pensar en comer. 15.-Otra excusa es que primero me voy a bañar cuando mi familia esta almorzando y yo soy la ultima en servirme la comida asi que lo mas logico que hago en darle comida esa comida a mi perro ( mi perro es mi pro ana) 16.-Si no tienes energia come un dulce(con pongas calorias) o toma suero eso hace que te repongas. 17.-Si eres nueva empieza de poco a poco, consume 900cal en tu primer dia despues en tu sngudo dia 750cal. en el tercer dia 550cal y en tu cuarto dia 350cal y en el quinto 150cal, asi hasta tener que dejar consumir alimentos ( en este momento estoy en mi segundo dia de ayuno aun asi me siento bien y he bajado 5 kilos y eso es increible si se lo proponen pueden lograrlo) 18.- Para las mia espera 20 minutos para expulsar tus alimentos antes de comer toma agua, no durante y no despues sino antes. 19.-Si estas empenzando en lo de calorias para quemarlo haz dos horas de ejercicio pero si estas en tu ayuno intermitente haz 30 minutos, te recomiendo que sea pilates. 20.-Siempre entra a tumblr o pinterest para ver inspiracion o quieres seguir siendo una cerda. 21.-Siempre en las tardes ponte a estudiar o a leer eso evita que pienses en comer. 22.- Distraete o vee videos de personas obesas ¿Asi quieres terminar? 23.- Hablar con personas que quieren ser unas princesas como tu, ellas te daran tips o cosas que no deberias hacer, si quieren pueden hablar conmigo.
24.- Proponte metas semanales y mensuales mi meta semanal es pesar 54 y mi meta mensual es 49
25.- Igual con los ejercicio te recomiendo que hagas cardio de 10 minutos no mas ya que te pondrias desmayar y alarmaras a la gente ( si me ha pasado) obviamente la idea esque la gente no note que no estas comiendo sino que vea que te estas viendo mas delgada y mas linda.
26.- Vee al Mall y llevale comida tu familia y dices que no quieres por haz comido alla.
27.- No rechazes comida regularmente solo aceptale y cuando nadie se de cuenta botalo.
28.-Cuando sea un cumpleaños de un amigo y te invitan para comer diles que antes de eso fuistes a comer o simplemente no vayas al cumpleaños.
29.-Cuando tienes hambre duerme en la tarde asi dejas de pensar en eso. 30.- Despues del colegio llega a tu casa y duerme asi no podras comer.
#no quiero ser gorda#tw ana diary#ana bllog#princesa ana#hasta los huesos#diario de una gorda#tw ed diet#estoy gorda#ana y mia#ed not ed sheeran#thiinsp0#tw thinspi#@na tips#weight loss tips#@n@ tips#writing tips#tips
63 notes
·
View notes
Text
OFFtober 2024 Day 23: Happy ending
This fanfic is part of a little series I'm planning to continue, due to the dinamic of offtober, I couldn't finnish the series as one, so for now, please accept Part 1 of ??? This fanfic is in SPANISH, because it's easier for me to write.
A casa (parte 1 de ???)
Al despertar, las mismas paredes blancas de su claustrofóbica habitación lo saludaban, pero esta vez era diferente. Al fin dejaría de ser suya.
- ¿Listo para salir, Hugo? –
El pequeño niño miro a través de la ventana de su habitación y poso su vista en un pajarito que se encontraba en la rama de un árbol del camino. Llevaba tanto tiempo en el hospital que podía identificarlo. Este pajarito era su amigo, uno con el que podía entretenerse y contar los cuentos e historia que su imaginativa mente fabricaba, o al menos eso hacía hasta que su enfermedad volvió a postrarlo en cama. Recordó lo débil lo había dejado en ese momento, tanto que acercarse a la ventana le era imposible. Paso tantas semanas así, que cuando vio a un gato intentar treparse al árbol de enfrente, creyó que su amiguito había desaparecido. Pero aquí estaba, de nuevo visible por el marco de su ventana.
En el trinar del pajarillo, Hugo creyó escucharlo decir "¡Felicidades, lo lograste!". Movió sus sabanas para bajar de su camilla y acercarse a devolverle el saludo, pero antes de poner un pie afuera fue detenido con suavidad por su nervioso doctor.
- ¡E-ey, tranquilo! Primero hay que hacer un chequeo de rutina ¿ok? Se que estas emocionado, pero nunca es malo ser precavidos. –
Hugo hizo una mueca, después de todo, no puedes pedirle a un niño que esté quieto, y menos a un niño de 8 años tan mentalmente inquieto como él. Afortunadamente, sus padres lo educaron como un niño obediente. Después de ser examinado por lo que sería su última vez, el doctor se retiró, no sin antes decirle que espere un poco, que ya volvería su mamá a recogerlo.
Para la desgracia de su nervioso doctor de cabecera, la obediencia de Hugo desaparecía como el humo si se enfrentaba al hambre. Con cautela, Hugo bajó a de su camilla y se dirigió su puerta, la abrió y dio un paso afuera. La felicidad lo invadió, era la primera vez en meses que salía de esas cuatro blancas paredes. Bueno, no es que el pasillo fuera de otro color, era un hospital después de todo, pero para sus pequeños ojos, este nuevo blanco era mucho más bonito.
El dulce olor de la cafetería dentro del recinto llegó hasta su nariz. Pastel. ¿Hace cuanto que no comía pastel? Los dulces recuerdos vinieron como un torrente. Las tardes con su madre, los paseos con su padre.
Aferrándose a esos recuerdos, corrió por el largo pasillo en dirección al olor. Como era pequeño, los apurados doctores no se percataron de su presencia, a excepción de su doctor de cabecera.
- ¡Hugo, espera! ¡N- no deberías estar corriendo! –
El doctor intento perseguirlo, pero la congestión del pasillo le dificultaba correr. Un niño no debería estar solo corriendo en un hospital, si el director lo encuentra, seguro que esta vez sí lo despide… ¡No, no deberías pensar en eso Elsen! ¡¿Un niño que acaba de recuperarse de una enfermedad terminal está corriendo en medio del hospital y tu prioridad es tu trabajo?! ¡¿Qué clase de médico eres?!
Los piecitos de Hugo sonaban contra el piso y su respiración era agitada, sus manitos se movían a los lados para mantener el equilibrio y su cabeza solo tenía un objetivo. La cafetería.
¡PUM!
Hugo cayó al suelo luego de impactar contra alguien. Fue un duro golpe, pero no tanto como sus ilusiones quebradas, adiós pastel. El pequeño intento mirar contra qué o quien había chocado. Era una figura muy, muy alta.
Era un hombre alto con una gabardina, tenía botas grandes y una presencia muy aterradora, como si te fuera a gritar en cualquier segundo. Hugo no pudo contener las lagrimas que amenazaban con escaparse, y comenzó a llorar. Era un señor demasiado aterrador.
- ¡Oh no no, no llores pequeño! No quise asustarte. –
El señor alto levanto a Hugo del suelo y lo puso frente a si mismo, intentando desesperadamente de calmarlo. Estaba levantándolo por los aires cuando llegó el doctor, muy asustado, pero quedó aún más cuando vio al mismísimo director del hospital sosteniendo al niño.
- ¡A-Ah, s-señor Dedan, lo lamento! Hugo solo salió de su habitación solo por un momento, lo regresaré ahora mismo. No se e-enoje con él, es s-su último día en el hospital, e-esta muy emocionado. – Mientras hablaba, Elsen movía desesperadamente sus manos, como intentando disculparse por siquiera existir. Esto pareció tener efecto en el niño, ya que detuvo su llanto para poder observar mejor los curiosos gestos del doctor.
Dedan estaba muy molesto por la negligencia de su empleado, con su mirada y un gesto con la mano, le indicó que se fuera, después de todo, no quería que el pequeño volviera a llorar. Cuando el doctor se retiro de su vista, Dedan cruzo su mirada con la de Hugo
- Agh… qué voy a hacer contigo, niño. Supongo que tu madre aun no viene por ti, es una mujer ocupada ¿lo entiendes, verdad? – Le dijo con un toco menos brusco que el habitual, no era el mejor con los niños, en especial si apartaban la mirada de él como lo hacía Hugo.
- ¿Por qué saliste corriendo de tu habitación? –
Hugo le indico con su mano la dirección de la cafetería, solo volver a pensar en dulces hizo que su estomago sonara. Dedan pareció entender la situación, y cargándolo con una sola mano se dirigió a la cafetería del hospital.
Era un área mucho más tranquila y colorida, las paredes eran tonos de naranja e impregnaban el lugar con un ambiente acogedor. En una esquina de esta nueva habitación, se encontraba un mesón con escaparates de comida y un cajero. Quién lo atendía era un señor muy grande, pero no solo en altura, si no que también en tamaño. Tenía una gran y contagiosa sonrisa.
#off game#off the game#off (game)#off mortis ghost#off rpg#my writing#offtober 2024#offtober2024#offtober#off hugo#hugo off#off elsen#elsen off#off dedan#dedan off#off enoch#enoch off#off japhet#japhet off#fanfiction#fanfic#based on#the theorie that said#hugo was a hospital patient#and everything on off was a metaphor of his life#español#spanish#fanfic en español
21 notes
·
View notes
Text
Ya aprendí que hacer para bajar de peso realmente sin que mi cuerpo se ponga en modo reserva.
Estoy empezando a desayunar batido de proteína nada más despertarme y para comer pues me hago ensalada de cualquier verdura y alguna proteína, como huevo cocido, atún o pollo a la plancha. Luego durante el día no como nada más, si me da un antojo pues frutos secos en poca cantidad, pero normalmente no me entra hambre. Bebo de 2L a 2,5L de agua al día, no solo me ayuda a mantenerme saciada, sino también está mejorando mi piel y mi pelo. Solo hago días de ayuno cuando me pego algún atracón, que suele ser cuando voy a casa de mi madre o quedo con amigos, pero siempre con alguna bebida de proteína y polvos de fibra para poder digerirlo. También intento mantener un ayuno diario de 18-20h y no beber alcohol ni lácteos. Desayunar activa el metabolismo, cenar no, si como algo es solo por la mañana. Hago abdominales y flexiones por las mañanas (no todas pero lo intento) y a partir de hoy empezaré a ir caminado hasta el trabajo, ni que sea la mitad del camino. Por ahora estoy haciendo estas cositas, espero que a alguien le sirva✨
#no quiero ser gorda#quiero ser flaca#diario de una gorda#adelgazar#estoy gorda#tips ana#gorda asquerosa
42 notes
·
View notes
Text
Lo más dulce
Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente. Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona. La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? – nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
#enzo vogrincic#enzo vogrincic smut#enzo vogrincic fanfic#la sociedad de la nieve#society of the snow#sociedad de la nieve fanfic
123 notes
·
View notes
Text
EL SUSTANCIERO.
(Lo que era el chup-chup antiguo, osea el Avecren de antes).
"¡Señora! ¡Ha llegado a su pueblo el sustanciero!".
Con este grito se anunciaba una de las figuras más surrealistas y absurdas de la historia de nuestro país: el sustanciero.
Una época tan dura como fue la posguerra no pudo sino agudizar el tan recurrido, aunque en ocasiones cómico, ingenio español, y fue el personaje que nos ocupa el que lo explotó de la forma más absurda posible para luchar contra el hambre y sacarse unas perrillas: el sustanciero se dedicaba a recorrer los pueblos de España, ofreciendo sus servicios como cualquier otro vendedor ambulante, que no eran ni más ni menos (ahí va la sustancia) que los de prestar un hueso de jamón atado con una soga, a cambio de una perra gorda, (diez céntimos de peseta), para dar sabor al puchero de quien lo solicitase, durante unos minutos.
#Esto #queda #constatado en el #Diccionario #Gastronómico de #Luis #Felipe #Lescure, que lo define de la siguiente manera:
Sustanciero.— Personaje que provisto de un hueso de jamón iba por casas, introduciéndolo en las ollas para darles sabor.
Actualmente seguimos conservando algunas de estas entrañables y costumbristas figuras del comercio ambulante rural, como puede ser el afilador, pero de entre todos estos oficios se lleva la palma, sin duda alguna, el del ya desaparecido sustanciero, que ejerció su singular labor principalmente en el norte de la península, País Vasco, Navarra y Norte de Castilla, aunque se conocen referencias y testimonios orales sobre el sustanciero en todo el país.
Buceando en la Hemeroteca hemos rescatado algunos fragmentos de testimonios referentes al sustanciero, entre los que destacan este magnífico fragmento publicado en La Vanguardia el 15 de julio de 1949, que, nunca mejor dicho, no tiene desperdicio:
El sustanciero era un hombre que iba de casa en casa haciendo oscilar a modo de péndulo un hueso de jamón que llevaba pendiente de una soga y decía a grito pelado:
—¡Sustancia! ¿Quién quiere sustancia para el puchero? Traigo un hueso riquísimo.
De vez en cuando una pobre mujer que tenía al fuego una olla con agua, sal, dos o tres patatas y un poco de verdura, lo llamaba.
—Déme usted una perra gorda de sustancia —le decía— pero a ver si me la sirve usted a conciencia. El domingo pasado retiró usted demasiado pronto.
—No tenga usted cuidado, señora. Ya verá qué puchero más sabroso le sale hoy.
Y, cogiendo con su mano derecha el cordel a que estaba atado el hueso de jamón, introducía éste en la olla, mientras, con la mano izquierda, sacaba un reloj, para contar los segundos que pasaban. Supongo que si un día se hubiese equivocado introduciendo en la olla el reloj —que tenía, al efecto, una cadena muy a propósito— en vez de introducir el hueso, el resultado hubiese sido más o menos el mismo, pero no se equivocaba nunca y, cuando el reloj marcaba el término de la inmersión, el sustanciero reclamaba su perra gorda y se iba en busca de nuevos clientes.
23 notes
·
View notes
Text
Yandere Satoru Gojo: Abre la Puerta(TRADUCCION)
-"knock knock"-
Lector@ habia entrado con prisa a su departamento, después de haber corrido por manzanas enteras, esquivando personas y mirando constantemente detrás de ell@ desde que habia logrado salir de la casa de Gojo. al aue estaban seguro habia quedado inconsciente por el sello que habia logrado ponerle.
pero en cuanto escucho esas palabras al cerrar la puerta, supo que tenia qué correr otra vez.
y lo hizo.
-"siento haber entrado por tu ventana! horribles modales, pero sabes como soy~"- lo escucharon hablar mientras huia inútilmente a su cuarto casi vacio, ya que la mayoria de sus cosas estaban en la casa de Gojo, cerraron la puerta y se dirigieron al primer lugar que les vino a la mente--
el closet.
si no puedes contra el, al menos entretenlo para que no te mate. penso.
Satoru se dirijio sin prisa hacia el cuarto de su pareja, viendole sin problema atravez de la venda. no sentia miedo, nisiquiera estaba un poco preocupado, sabia que no podia huir de el. mucho menos ahora.
aunque lo admitia, verlos intentarlo aún sabiendo lo futil que es era bastante divertido, mirale, cosita bonita, pensando que tiene una oportunidad, escondido en el closet como un niño asustado ¡pero no hay nada de qué preocuparse! el esta aqui después de todo.
-"ahora ahora, (lector@) ¿porque no sales por las buenas y vamos a casa? debes tener hambre después de haber corrido tanto."-
-"¡ALEJATE DE MI, LA ALARMA DEL DEPARTAMENTO SONO Y VENDRÁ LA POLICÍA!"-
"-nos abremos ido para entonces...¡vamos! ¡tuviste tu momento de "libertad"! sal y nos olvidaremos de esto--"-"porque?"- (lector@) corto abruptamente a Satoru, sorprendiendolo, pero no mas que su pregunta.
-"¿porque que?....no, espera, se lo que te refieres"-
Satoru nunca entendio muchas de las acciones de su pareja. el sentimiento era mutuo.
¿porque rechazaba su afecto?¿porque no veia que hacia todo esto por ell@?¿porque no solo acepta que esta destinad@ a ser suyo?
...¿porque Satoru le estaba haciendo esto?
-" estoy destiando a ser tuyo y tu a ser MI@...¡soy todo lo que necesitas!"-
Satoru se extraño un poco al no recibir respuesta después de eso. por lo que siguió hablando, esperando una reaccion o mínimo, que se hartaran de lo que decia y le respondieran. Dándoles la espalda mientras se sentaba en el piso.
-"FINALMENTE conoci a alguien que me da este tipo de emociones..incluso si esto no te gusta NO ME VOY A RENDIR CONTIGO"- Satoru esperaba aunque sea escuchar un sollozo de parte de (lector@) pero lo recibio de nuevo el silencio del pasillo..
-"¡tu SABIAS que no podia vivir sin ti! TU me forzaste a hacer esto! no puedo hacerlo solo! ¿porque te es tan DIFÍCIL aceptarme?"- Satoru dijo mientras se volteaba bruscamente, perdiendo su paciencia.
pero entonces el noto algo que le hizo sentir una sensación extraña en su estómago, al ver que atravez de la puerta del armario, la temperatura corporal de (lecto@r) estaba disminuyendo..
NO..
-"¡(LECTOR@)!- abre la- abre la puerta porfavor! (LECTOR@)! abre la puerta!"-
-"(LECTOR@) ¿podemos olvidar que paso esto y vovler a casa?¿podes decir algo..?"- Satoru estaba frente a las puertas del closet, con sus manos temblando mientras trataba de que (Lector@) le respondiera sin éxito. podia ver que estaban ahi pero algo andaba muy mal..
-"(LECTOR)¡ESTAS ASUSTADO!¡LO ENTENDI!¡AHORA DEJATE DE TRUCOS Y ABRE LA PUTA PUERTA!"- Satoru se paro de su pocision de rodillas y se preparo en caso de que (lector@) se moviera. no lo hizo.
-"!(LECTOR@) NO ME HAGAS ENTRAR AHI!¡¡VOY A CONTAR HASTA 3!!--
1-
2--
¡A LA MIERDA!"-
Satoru nisiquiera tuvo que mover un musculo para que la puerta del closet se hiciera pedazos frente a el, dejando a (lector@) expuesto.
-"¡SE ACABARON LOS JUEGOS!"-
(Lector@) se había puesto un cinturón alrededor del cuello lo más apretado posible para intentar suicidarse.
Por suerte o por desgracia, Satoru rompió el cinturón. Estaba prácticamente inconsciente, apenas respiraba, pero estaba bien. Iba a estar bien.
Satoru sintio como ese sentimiento extraño desaparecia y llegaba a el una sensación suave, al verle tan indefens@, estiró su mano y le acaricio la mejilla con cariño.
ay...que susto le dio... definitivamente ahora tendra que cuidarle mas. talvez pasar mas tiempo con ell@ y asi no se sientan mal, especialmente después de esto, lo van a necesitar.
#headcanons#genero neutro#jjk#jjk x reader#jjk x y/n#jujutsu kaisen#jujustu kaisen#jujutsu no kaisen#neutral reader#español#yandere satoru gojo x reader#yandere satoru#yandere gojo satoru#yandere gojo x reader#yandere gojo#gojo x reader#jujutsu kaisen gojo#gojo satoru x reader#gojou satoru x reader#satoru gojo#jjk gojo
79 notes
·
View notes